Para esta ruta seguiremos los mismos pasos que en la de Vilamarxant hasta llegar al polígono industrial, de ahí giraremos a la derecha para iniciar una trepidante bajada con un par de toboganes por una carreterita asfaltada, la única pega es que nos encontraremos con coches casi seguro ya que es la "circunvalación de Vilamarxant" hacia Cheste con lo que hay que estar con todos los sentidos alerta ya que hay un peligro añadido que es el mayor peligro de los ciclistas "los coches", de la bajada poco más que destacar puesto que es muy cortita, aun así la velocidad que alcanzamos será la mayor de toda la ruta. Al iniciar la bajado encontramos enseguida dos curvas suaves enlazadas derecha-izquierda y luego una pequeña recta, antes de llegar al final a la izquierda sale un camino de tierra que cruza el barranco, lo cogeremos y subiremos hacia el pueblo, por esa misma calle y tras cruzar la carretera de Riba-Roja seguiremos hasta el final y giraremos a la izquierda hasta la carretera de Llíria, en esta a la derecha y la siguiente a la izquierda para entrar en una calle que a los 200m. se convertirá en el camino de la Pea, precioso monte de bosque mediterráneo que se haya dividido en dos por el rio Turia, parte de esta zona se quemó en julio de 2006.
Seguiremos por este camino asfaltado pero con poco transito de coches y vehiculos agrícolas por espacio de unos 5,5km. para girar a la derecha y pasar entre unos chalets, tras pasar estos el camino discurre junto al Turia en un terraplen bastante alto para lo que nos tiene acostumbrados el río en su discurrir por las poblaciones cercanas a la Capital. Al poco el camino baja para cruzar el río por un puente casi a ras del agua, ofreciéndonos con el correr del agua, la vegetación y arboleda que nos envuelve una nueva imagen de postal que guardaremos en nuestra retina por mucho tiempo, nada que ver con lo que nos espera unos metros más allá y que ya veíamos desde el otro lado del río, una cantera, ahora la dejaremos a nuestra derecha ya que giraremos a la izquierda para seguir el camino hasta una pequeña rampa que nos llevara a un camino asfaltado que no abandonaremos por espacio de unos 2km. justo el momento en que nos encontremos con una bifurcación que cogeremos a la izquierda y que nos internará de lleno en el monte, encontrándonos en nuestro medio natural rodeados de baches, piedras y tierra suelta.
Comienza la subida, lo que no nos esperábamos es que la pendiente estuviera tan degradada por el paso de caballos y las lluvias que resultaba impracticable, así que pie a tierra e intercambiamos los papeles con nuestro caballo de acero para llevarlo nosotros a cuestas durante los metros que dure la subida, duras rampas para tener que ir cargado pero no queda otra, ¿o si? renunciar y dar la vuelta... ¿pero cuando una dificultad nos ha hecho abandonar nuestra aventura?¿acaso no somos bikers? ya estamos acostumbrados a la adversidad, así que no será esta cuesta la que nos desanime, el problema es que los compañeros no conocían con exactitud la dureza de los tramos a cargar con la bici... y en honor a la verdad yo tampoco lo recordaba muy bien, así que durante esos repechos yo estaba un poco (bastante) preocupado con el que dirán pues a esto hay que añadir que estábamos haciendo más km. de los previstos inicialmente ya que la ruta estaba preparada desde Riba-Roja y eso no contaba con los km. desde Manises (ida y vuelta), así que pensando en que aún no habíamos llegado a mitad de camino y aún faltaba la vuelta, aunque esta se podía recortar en algunos km. no estaba disfrutando mucho de la marcha. Seguimos subiendo a ratos a pie y otros montados, pues el camino estaba bastante mal. Aunque las vistas espectaculares de las montañas que nos rodean, la quietud y el silencio sobrecogedor que nos embargaban son un bálsamo para nuestras maltrechas piernas yo no dejo de sufrir por lo mal que he planificado la ruta hasta que los compañeros dicen aquello de: vaya tela... que pasada de vistas!!! uff!!! ya puedo respirar, auque se acuerden de... esta ruta les gusta y la bronca si la hay será menor, además siempre podré alegar que las vistas merecían el esfuerzo.
Una vez finalizado el tramo en el que hemos hecho pie seguimos por un angosto pasadizo, a la derecha la montaña y a la izquierda un pequeño terraplen que nos llevara hasta otra bifurcación que tomaremos a la izquierda para ir bajando en una bajada no muy rápida y algo técnica por la dificultad del firme con piedras sueltas. Giraremos a la derecha olvidando el camino que encontramos al frente y seguiremos bajando hasta encontrar un nuevo repecho con una pendiente exigente pero como todo este tramo más por el piso que por las pendientes, esta subida termina en la bajada larga y temeraria que nos llevará a la entrada de Pedralba. La bajada, nuevamente muy bacheada se nos antoja un oasis en este camino rocoso que se nos ha hecho más duro de lo que podíamos imaginar, así que, con el conocimiento justo para pasar el día nos lanzamos por la rampa sin acordarnos siquiera de que llevamos frenos, simplemente nos agarramos con fuerza al manillar y nos aseguramos de llevar la horquilla desbloqueada, poco antes del final y cerca de las primeras casas vemos un inmenso charco que nos hace recordar los frenos que buscamos con afán y presionamos con ímpetu demasiado cerca del lodo, como vamos tan cerca unos de otros el paso se convierte en una ducha de barro de históricas proporciones, ¡¡¡quien necesita ir a un Spa teniendo caminos para la bici!!! algún "a-pie-cizage" dentro del barro y "pa-lante" que se nos pasa la hora del almuerzo.
Bajamos todo el pueblo hasta la gasolinera pero hoy con el retraso acumulado no subiremos a la Ermita de la Virgen de Luján cuyo camino comienza allí mismo y que desde su altitud nos ofrece magnificas vistas del monte de la Pea por el cual nos adentraremos.
Esta vez no nos queda otra mas que meternos por carretera aunque solo sea por unos metros pues hay que cruzar el puente sobre el Turia y no hay mas camino que la carretera de Vilamarxant, nada más cruzar cogemos un camino a la izquierda, lo seguimos hasta la segunda bifurcación, giramos a la derecha para ir de nuevo por la carretera por espacio de unos 350m.ahora a la izquierda para entrar en un camino asfaltado, lo seguimos hasta una bifurcación con un árbol en medio, a la izquierda vamos bajando un poco hasta una nueva bifurcación, esta vez a la derecha y enseguida nos llevará directos a pie de monte, hay abundantes caminos y senderos por los que adentrarse y conocer esta magnifica zona en la que en los últimos tiempos han vuelto a hacer acto de presencia los zorros, atraídos por el creciente número de conejos que hay en los montes vecinos, a pesar de ser una zona llena de chalets y urbanizaciones podríamos decir que la fauna autóctona se recupera pues también es normal el avistamiento de perdices y hasta de unas pocas garzas en el rio que levantan el vuelo en cuanto nos acercamos dejando ver su imponente tamaño cuando despliegan las alas... que espectáculo, y gratis!!!!
Poco a poco el camino va cogiendo pendiente y empezamos a jugar con el desarrollo, vemos delante nuestro el dantesco espectáculo que dejo tras de sí el incendio del 2006, por lo que una parte de la ruta se hace por caminos que serpentean ahora inmersos en lo que en su día debió ser un imponente bosque de pino mediterráneo y no es hoy más que restos de troncos calcinados y piedras ennegrecidas, el paisaje es estremecedor e impactante y no nos deja indiferentes ya que nos pone un nudo en el estomago difícil de digerir, de ahí nuestra insistencia en cuidar las zonas verdes y los pocos bosques y/o espacios naturales de los que disponemos y aún podemos disfrutar.
Giramos a la derecha pedaleando por el ondulante paisaje que nos rodea para girar a la izquierda al llegar a unos chalets, enseguida el camino vuelve a subir e iremos encontrando otras bifurcaciones, las desecharemos todas e iremos lo más rectos posibles, el valle a un lado y la montaña al otro casi nos dictan el camino a seguir, poco a poco nos acercamos a la cima para echar un último vistazo al desolado paisaje y , con el alma también ennegrecida iniciamos el descenso que nos llevará a completar el circulo en que se ha convertido esta ruta desde aquí, el camino de la Pea. Ahora solo queda volver a Vilamarxant e iniciar el camino de regreso por donde siempre. 77km. en total.
Seguiremos por este camino asfaltado pero con poco transito de coches y vehiculos agrícolas por espacio de unos 5,5km. para girar a la derecha y pasar entre unos chalets, tras pasar estos el camino discurre junto al Turia en un terraplen bastante alto para lo que nos tiene acostumbrados el río en su discurrir por las poblaciones cercanas a la Capital. Al poco el camino baja para cruzar el río por un puente casi a ras del agua, ofreciéndonos con el correr del agua, la vegetación y arboleda que nos envuelve una nueva imagen de postal que guardaremos en nuestra retina por mucho tiempo, nada que ver con lo que nos espera unos metros más allá y que ya veíamos desde el otro lado del río, una cantera, ahora la dejaremos a nuestra derecha ya que giraremos a la izquierda para seguir el camino hasta una pequeña rampa que nos llevara a un camino asfaltado que no abandonaremos por espacio de unos 2km. justo el momento en que nos encontremos con una bifurcación que cogeremos a la izquierda y que nos internará de lleno en el monte, encontrándonos en nuestro medio natural rodeados de baches, piedras y tierra suelta.
Comienza la subida, lo que no nos esperábamos es que la pendiente estuviera tan degradada por el paso de caballos y las lluvias que resultaba impracticable, así que pie a tierra e intercambiamos los papeles con nuestro caballo de acero para llevarlo nosotros a cuestas durante los metros que dure la subida, duras rampas para tener que ir cargado pero no queda otra, ¿o si? renunciar y dar la vuelta... ¿pero cuando una dificultad nos ha hecho abandonar nuestra aventura?¿acaso no somos bikers? ya estamos acostumbrados a la adversidad, así que no será esta cuesta la que nos desanime, el problema es que los compañeros no conocían con exactitud la dureza de los tramos a cargar con la bici... y en honor a la verdad yo tampoco lo recordaba muy bien, así que durante esos repechos yo estaba un poco (bastante) preocupado con el que dirán pues a esto hay que añadir que estábamos haciendo más km. de los previstos inicialmente ya que la ruta estaba preparada desde Riba-Roja y eso no contaba con los km. desde Manises (ida y vuelta), así que pensando en que aún no habíamos llegado a mitad de camino y aún faltaba la vuelta, aunque esta se podía recortar en algunos km. no estaba disfrutando mucho de la marcha. Seguimos subiendo a ratos a pie y otros montados, pues el camino estaba bastante mal. Aunque las vistas espectaculares de las montañas que nos rodean, la quietud y el silencio sobrecogedor que nos embargaban son un bálsamo para nuestras maltrechas piernas yo no dejo de sufrir por lo mal que he planificado la ruta hasta que los compañeros dicen aquello de: vaya tela... que pasada de vistas!!! uff!!! ya puedo respirar, auque se acuerden de... esta ruta les gusta y la bronca si la hay será menor, además siempre podré alegar que las vistas merecían el esfuerzo.
Una vez finalizado el tramo en el que hemos hecho pie seguimos por un angosto pasadizo, a la derecha la montaña y a la izquierda un pequeño terraplen que nos llevara hasta otra bifurcación que tomaremos a la izquierda para ir bajando en una bajada no muy rápida y algo técnica por la dificultad del firme con piedras sueltas. Giraremos a la derecha olvidando el camino que encontramos al frente y seguiremos bajando hasta encontrar un nuevo repecho con una pendiente exigente pero como todo este tramo más por el piso que por las pendientes, esta subida termina en la bajada larga y temeraria que nos llevará a la entrada de Pedralba. La bajada, nuevamente muy bacheada se nos antoja un oasis en este camino rocoso que se nos ha hecho más duro de lo que podíamos imaginar, así que, con el conocimiento justo para pasar el día nos lanzamos por la rampa sin acordarnos siquiera de que llevamos frenos, simplemente nos agarramos con fuerza al manillar y nos aseguramos de llevar la horquilla desbloqueada, poco antes del final y cerca de las primeras casas vemos un inmenso charco que nos hace recordar los frenos que buscamos con afán y presionamos con ímpetu demasiado cerca del lodo, como vamos tan cerca unos de otros el paso se convierte en una ducha de barro de históricas proporciones, ¡¡¡quien necesita ir a un Spa teniendo caminos para la bici!!! algún "a-pie-cizage" dentro del barro y "pa-lante" que se nos pasa la hora del almuerzo.
Bajamos todo el pueblo hasta la gasolinera pero hoy con el retraso acumulado no subiremos a la Ermita de la Virgen de Luján cuyo camino comienza allí mismo y que desde su altitud nos ofrece magnificas vistas del monte de la Pea por el cual nos adentraremos.
Esta vez no nos queda otra mas que meternos por carretera aunque solo sea por unos metros pues hay que cruzar el puente sobre el Turia y no hay mas camino que la carretera de Vilamarxant, nada más cruzar cogemos un camino a la izquierda, lo seguimos hasta la segunda bifurcación, giramos a la derecha para ir de nuevo por la carretera por espacio de unos 350m.ahora a la izquierda para entrar en un camino asfaltado, lo seguimos hasta una bifurcación con un árbol en medio, a la izquierda vamos bajando un poco hasta una nueva bifurcación, esta vez a la derecha y enseguida nos llevará directos a pie de monte, hay abundantes caminos y senderos por los que adentrarse y conocer esta magnifica zona en la que en los últimos tiempos han vuelto a hacer acto de presencia los zorros, atraídos por el creciente número de conejos que hay en los montes vecinos, a pesar de ser una zona llena de chalets y urbanizaciones podríamos decir que la fauna autóctona se recupera pues también es normal el avistamiento de perdices y hasta de unas pocas garzas en el rio que levantan el vuelo en cuanto nos acercamos dejando ver su imponente tamaño cuando despliegan las alas... que espectáculo, y gratis!!!!
Poco a poco el camino va cogiendo pendiente y empezamos a jugar con el desarrollo, vemos delante nuestro el dantesco espectáculo que dejo tras de sí el incendio del 2006, por lo que una parte de la ruta se hace por caminos que serpentean ahora inmersos en lo que en su día debió ser un imponente bosque de pino mediterráneo y no es hoy más que restos de troncos calcinados y piedras ennegrecidas, el paisaje es estremecedor e impactante y no nos deja indiferentes ya que nos pone un nudo en el estomago difícil de digerir, de ahí nuestra insistencia en cuidar las zonas verdes y los pocos bosques y/o espacios naturales de los que disponemos y aún podemos disfrutar.
Giramos a la derecha pedaleando por el ondulante paisaje que nos rodea para girar a la izquierda al llegar a unos chalets, enseguida el camino vuelve a subir e iremos encontrando otras bifurcaciones, las desecharemos todas e iremos lo más rectos posibles, el valle a un lado y la montaña al otro casi nos dictan el camino a seguir, poco a poco nos acercamos a la cima para echar un último vistazo al desolado paisaje y , con el alma también ennegrecida iniciamos el descenso que nos llevará a completar el circulo en que se ha convertido esta ruta desde aquí, el camino de la Pea. Ahora solo queda volver a Vilamarxant e iniciar el camino de regreso por donde siempre. 77km. en total.