jueves, 16 de agosto de 2007

Ruta “Les Rodanes”

Nos desviamos del Camino de Cheste a la derecha y encontramos un tramo de bacheo bastante desagradable pero es a lo que vamos ¿no? pues eso, después de una pequeña subida, un desvío a la izquierda nos conduce directamente al paraje de “Les Rodanes”. Recordemos que nos encontramos en un paraje natural protegido por su alto valor medioambiental. Como curiosidad indicar que visto desde Google Earth ya son visibles a una altura de ¡¡1000km!! Es junto con el también paraje protegido de La Pea y también en Vilamarxant, de los pocos puntos verdes visibles desde satélite en toda Valencia. Merece la pena que los cuidemos.
Comienza la subida, y que subida señores..... terrible en sus inicios, pues ya desde aquí casi vamos con todo el desarrollo que tenemos (un 44-11), solo nos queda pedalear y esperar que el camino nos de algún respiro, pero este no llega, vemos una curva y pensamos quizás ahí, pero tampoco. Al fondo vemos otra curva, esta será la reeeefinitiva, si sigues pensando es que todavía te quedan fuerzas así que adelante ¿pero esto no se acaba nunca? Te percatas del desnivel que ronda el 20% ¡¡¡increíble!!! . Por fin parece que vamos llegando al final, a sido menos de 1 kilómetro pero… que kilómetro, ahora vemos un descansillo a la derecha, nos acercamos y guau que vistas!



Aquí paramos un momento y hacemos alguna foto para el recuerdo, un trago de agua y “pa lante”, nos espera una primera bajada trepidante con buen firme y curvas con buena visibilidad pero ojo pues en una curva a la izquierda podemos tener problemas si no estamos atentos, es la única curva que ya de entrada no ves la salida, eso nos da una idea de que es más cerrada de lo que podemos imaginar y con la velocidad que llevamos tiende a sacarnos del camino…cuidadín, no siempre podemos tener “tanta bocha”; una vez negociada esta curva tenemos a la derecha entre los pinos una zona de descanso con centro de interpretación de la zona del paraje natural, buen lugar para hacer un alto y visitar la zona, no nos costará mucho y merece la pena.
Enseguida llegamos a la bifurcación y tomaremos el camino de la izquierda, como no podía ser de otro modo el de subida, vamos el camino difícil, nada de bajar pues aún no hemos terminado de sufrir ni mucho menos, y dicho y hecho, otra vez metemos el mínimo desarrollo e intentamos acompasar la respiración a la pedalada pero que va, no conseguimos coger todo el aire que necesitamos y la carretera no para de subir y subir, ahora solo nos faltaría encontrarnos con un coche, no suele pasar pero si pasa solo queda tratar de mantener el equilibrio ya que si echamos pie a tierra, luego nos costará Dios y ayuda arrancar de nuevo. Si miramos a la derecha veremos la Rodana y el camino que nos conduce a ella con rampas aún más terribles que estas así que nada, pensando en lo que nos espera seguimos pedaleando sin rechistar. Ya estamos arriba de esta segunda subida y nos entran ganas de seguir recto pues ese camino baja hacia la urbanización Monte Horquera, pero eso para luego. Giro a la derecha, la hora de la verdad ha llegado, un trago de agua junto al poste eléctrico y emprendemos la terrible subida que da nombre a esta ruta “La Rodana”. Pasamos entre los pilares al borde del camino como los marinos que se aventuraban más allá de los pilares de Hércules en busca de peligro y sufrimiento, nosotros también. Increíbles rampas van a poner a prueba nuestras piernas…y sobre todo el sistema cardio-respiratorio (por no extenderme mucho), pero el asunto es una simple cuestión de voluntad, (o dicho de otro modo más ordinario, “de pelotas”) es el momento en el que si piensas que no subes ya estas muerto, en cambio si piensas…"vamos, una pedalada más.......", es que todavía existes aunque no estés muy seguro.
Ya estamos subiendo y la rueda trasera comienza a derrapar, pierde agarre y eso nos obliga a subir sentados pero volcando el peso en el manillar; para adornar la épica de la subida añadiremos que las roderas hechas por la lluvia hacen que tengamos que ir manteniendo el equilibrio para no entrar en una de ellas y en ocasiones para pasar de un lado a otro del camino pues esto sería definitivo, volver a arrancar es CASI imposible. Pero estas dificultades son solo en la segunda y tercera rampa, luego solo nos tendremos que preocupar de la subida hasta llegar a la última rampa que está cruzada de lado a lado del camino por badenes de hormigón que nos pondrán un obstáculo más, pero ya vemos la cima, está ahí mismo, solo unos metros más y esto se acaba, tu único pensamiento es que puedes hacerlo, vamos, vamos y ¡¡por fin!!, estás arriba.


Finalmente, llegamos junto a la columna que marca el vértice geodésico y sin tiempo para nada más dejamos caer la bici sin importarnos los rayones, buscamos el lugar más cercano sin piedras para poder tirarnos o en cualquier caso acomodarnos entre las piedras, da igual porque solo puedes pensar aquello de “Dios mío, no me siento las piernas”.
¿Descanso o éxtasis?, tómate tu tiempo y recupera, las vistas seguirán ahí cuando puedas respirar.
Pasados un para de minutos, ahora si, ya es momento de mirar a nuestro alrededor tras volver a un pulso más o menos normal y hacer las fotos de rigor, adivinar que es aquello que vemos al fondo, etc. Desde los 345 metros de altitud que marca el vértice geodésico, podemos incluso divisar en días con buena visibilidad el mar. Por esto merecía la pena la subida, hemos prometido muchas veces que no íbamos a volver pero aquí estamos de nuevo y hoy lo volveremos a prometer…... y la montaña nos esperará.


Nos queda el otro premio, la bajada que es lo estábamos esperando desde el principio, y allá vamos con cuidado pues la bici se lanza sin miedo hacia el abismo y nosotros debemos saber como controlarla y domarla, cosa que en ocasiones resulta complicado por no decir muy difícil. Jugando con precisión casi milimétrica con la presión que debemos ejercer en los frenos, nos lanzamos en las rectas aparcando a un lado el miedo para buscar la apurada de frenada antes de llegar a la siguiente curva, derrapada...¿has sido tú o tu compañero que viene detrás?, tan pegado que si se pasa de frenada te tira, así que no te queda otra mas que apurar la siguiente curva, regateándole centímetros al disco y dejando correr a tu caballo de acero, ya hemos probado la técnica, ahora vamos a por la velocidad y al llegar al cruce ahora sí nos lanzaremos a la derecha e iremos aumentando la velocidad por una bajada de buen firme y bastante recta, aferrándonos con fuerza al manillar iremos sintiendo como la horquilla se va comiendo todos los baches que nos salen al encuentro durante casi 1 kilómetro, estamos rozando los 60km/h y cuando nos queremos dar cuenta, la bajada la habremos dejado atrás igual que el mal rato de la subida y todo lo daremos por bueno. De aquí iremos a reponer fuerzas con un merecidísimo almuerzo.La vuelta es un paseo dominical comparada con la ida, más sencilla y por un camino asfaltado junto al trinquet, nos llevará hasta Riba-Roja, entrando junto al polideportivo y atravesando todo el pueblo bajaremos desde la iglesia hacia el río y de allí repetiremos el camino a la inversa.