sábado, 14 de noviembre de 2009

Anexo Crónica de Rabassadors

"Tenía yo monumentos de bronce, de lapislázuli, de alabastro... y de piedra caliza blanca... e incripciones de arcilla cocida... Lo deposité en los fundamentos y lo dejé para tiempos futuros."
Esarhaddon
Pues ya estamos otra vez aquí para contar otra variante de una ruta conocida. Parece que le hemos cogido el tranquillo y salimos a crónica por ruta en las últimas semanas. Esta vez hemos concluido la ruta que la semana pasada se quedó en el tintero, pero le hemos metido muchas variantes nuevas y, eso, es lo que os queremos contar.
Salimos por el camino del polideportivo hacia la cañada Noguera, pero en lugar de bajar por el “bike-pass” (que es el nombre que le hemos puesto a la bajadita aquella de marras, jeje), seguimos para intentar colarnos por el futuro carril metro.
Le cogimos gustillo la semana pasada, y como además ahorra mucho tiempo, pues mucho mejor con la kilometrada que nos esperaba hoy; así, de paso, evitábamos coger el camino del parc, que no es que no nos guste, pero es que nos empieza a saturar.

Salimos a la altura de Valencia la Vella y bajamos hacia el cholo. Sonrisa tonta cuando llegamos a las cañas como si hubiéramos redescubierto el paraíso.
Hoy encontramos otra foto chula en aquel rinconcito escondido de la mano de los humanos, nos lo adueñamos, al menos fotográficamente hablando y seguimos, por un manto de verde y húmedo césped, hacia la chopera que nos espera tan hermosa como la semana pasada, y la anterior también.

El otoño parece haberse detenido entre sus hojas que ni se caen ni acaban de amarillear, y es que los 22º ambiente nos hacen preguntarnos si esto es el otoño o es la primavera, y por un momento el tiempo se detiene enroscándose a fondo en nuestras ansiosas almas anhelantes de momentos mágicos.
No se por qué pero este lugar siempre evoca algún sentimiento de profundo sosiego y emoción, claro que, luego al contarlo parece un poco ñoño, pero son las sensaciones y es lo que hay. Continuamos hacia el puente viejo por la carreterita de la cadena de masía de Traver para coger los 10 metros de río que nos quedan antes de cruzar al otro lado. Después seguimos por el antiguo camino pero en lugar de hacer el giro a la izquierda para llegar a vista de río, seguimos recto trazando la diagonal que empalma con el camino de Riba Roja a Benaguacil. Este tramo de camino es nuevo y nos llevará por la huerta entre los pueblos hasta las ruinas del Molí de Dalt. Continuamos recto y al poco nos unimos a la carretera de Vilamarxant-Benaguacil para cruzar el pueblo por las calles interiores hasta la salida de Llíria. Este tramo de camino ya es conocido y, excepto el trozo que atraviesa Llíria, es muy agradable. Después del parc de Sant Viçent, y con un hambre canina tras 30 kilómetros ya pedaleados, paramos a mordisquear una barrita con la ventana abierta a La Calderona. Parece mentira como se ha ido acercando la mole de montañas que allá por la huerta, camino de Benaguacil, veíamos tan lejanas, desde aquí colman todo nuestro campo de visión. Sin más contratiempos llegamos al inicio de la subida a Rabassadors. Otra vez tendremos dudas de si cruzamos la carretera antes o después de la rotonda, el track, con los caminos tan juntos, no nos saca de dudas hasta que nos toca volver atrás. La subida ya no nos parece lo que la primera vez que estuvimos por aquí, y la subimos a tren, bueno, yo a metro, pero sin perderles demasiado la cara. Dejamos el camino y seguimos recto junto a un campo de naranjos, llegamos a la rampa rota y descarnada que “guarda” el acceso al vértice de Guarda en la partida dels Rebasadors o Rabassadors como a nosotros nos gusta llamarlo para distinguirlo de Rebalsadors.
Almorzar en este lugar privilegiado es algo que no tiene precio, o como lo relataría el anuncio: llegar a Rabassadors, 40 interminables kilómetros; subir al vértice mirador de Guarda, una subida del 7 por un tramo de pie a tierra; almorzar envueltos por las panorámicas de La Calderona no tiene precio. O algo así, pero es que es verdad.
Mira que hay sitios con vistas bonitas, pero este tiene algo que los demás no tienen. A pesar de estar metido de lleno en la sierra tienes unas vistas privilegiadas sobre la misma, tan cercanas que las montañas parecen acercarse hasta la punta de los dedos, en cambio, si te das la vuelta, el horizonte se abre ante tus ojos, de repente todas nuestras montañas aparecen salpicando el valle del Turia. Y detrás de todo los otros colosos montañosos que delimitan la provincia de Valencia por el sur y algunas montañas Alicantinas recordándonos nuestro paso por ellas o por sus inmediaciones. Tan solo la contundente cercanía de las montañas que nos abrigan nos oculta la vista de las 3 provincias de la Comunitat. Y hacia el Oeste los montes de la Serranía se muestran altivos y orgullosos retándonos nuevamente. Ya tenemos localizado el pico Ropé que se deja ver desde casi cualquier punto elevado, así que sabemos que a sus pies está el embalse de Buseo, y un poco más al norte el de Loriguilla, la ruta para subir hasta su cumbre también está preparada y en lista de espera, así que, que se vaya preparando. Bocata, cerveza, naranja y café conforman las viandas de las que damos cuenta sumidos en la contemplación de tan excepcional paisaje. Terminado el almuerzo nos ponemos en marcha continuando el camino en lugar de volver atrás como las otras veces. Comienza la parte nueva del camino. La bajada, bastante bacheada, no impide, sin embargo, el bajar rápido, divertido y técnico que tanto nos gusta. En el siguiente cruce tomamos a la izquierda encarando hacia el parking del Pla. Antes pasamos por un aljibe en perfectas condiciones de conservación, que se alza como testigo de tiempos pasados menos tecnológicos.
La foto de rigor no podía faltar a un monumento de los que quedan pocos.
Seguimos bajando hasta una zona recreativa con mesas y un techado que registramos para tiempos climatológicamente más adversos. Aquí surgen innumerables caminos y sendas que podríamos seguir hacia cualquier sitio, nosotros en un afán de acortar un poco el camino de vuelta nos metemos, por una vez y en contra de nuestro criterio, por la carretera que va hacia Bétera a la espera de cruzar al otro lado y seguir el camino que teníamos trazado en la “martita”. Tanto hemos querido recortar que nos hemos pasado y llegado el momento todas las entradas que encontrábamos eran puertas de propiedades privadas, así que continuamos hasta la base militar y desde allí, carril bici hasta el cruce de Bétera. Giro a la izquierda y enseguida carril bici aunque sin separación de la carretera durante un kilómetro. En el Mas del Palustre a la derecha para entrar en pista agrícola y rodar por la tierra junto al barranco de Porta Coeli, que en un momento dado tendremos que, no solo cruzar, sino transitar por dentro de él por exigencias del camino. En época de lluvias este camino estará inutilizado por razones evidentes, supongo.
Después de cruzarlo y recruzarlo salimos de él para llegar hasta el barranc del Carraixet en el lugar donde se juntan 3 barrancos, como no podía ser de otra manera así se llama esta partida. Salimos en el otro lado del barranco al polígono industrial, giramos a la izquierda y el trazado de este y el desconocimiento del hecho, nos impedirá llegar exactamente al lugar de la unión de los dos anteriores con el barranco de Náquera. En la última calle del polígono, a la mitad, sale un camino a la izquierda, este nos llevará en un par de minutos hasta el lugar donde se encuentra el poblado y torre de Bofilla. Este antiguo asentamiento es de origen árabe. Desgraciadamente la torre se encuentra en estado lamentable, hoy además rodeada de andamios para su restauración, el poblado se puede ver gracias a que se han levantado muretes allá donde estaban las antiguas edificaciones y eso delimita las estancias.

Todo el conjunto está lleno de material de obra y casetas de construcción así como pancartas colgando de los andamios que rodean la torre.
Suponemos que va para tiempo el poder volverla a visitar en condiciones normales, si al menos este pequeño “desastre” sirve para acicalarla y dejarla en aceptables condiciones en un tiempo razonable, habrá merecido la pena, se admiten apuestas.
Seguimos hacia el sur, cruzamos la vía del metro y comienza la parte más temida de la ruta. Esta variante se buscó para intentar no pasar por dentro de Bétera y de las urbanizaciones limítrofes en dirección a Paterna. El trazado casi nos llevará de Guatemala a guatepeor pero como nunca se sabe lo que vas a encontrar… mira que si al final damos con un camino que nos gusta. Después del metro tendremos que cruzar la carretera CV 310 de Bétera a Godella. Primero el track nos lleva hasta un pequeño barranco que podríamos haber cruzado cargando con las burras, pero había una carretera justo al lado que nos evitaba ese trago y además a ellas no les gusta perder rueda, pues nada 300 metros más de carretera, y por fin, cuando los coches nos lo permiten, cruzamos.
Pasamos junto al hermoso mas de Elías, bien conservado según parece y seguimos por un laberinto de caminos, en el que coincidiremos con el antiguo track, hacia mas de Camarena. Ya allí, en lugar de seguir hasta los campos del Valencia C.F. giraremos a la derecha para atravesar el parque tecnológico y después la CV 35 y salir a la carretera del Plantío. Allí giraremos a la izquierda para ir por un camino de tierra que pronto se convertirá en un campo de minas, todas explotadas a juzgar por el estado del firme. Por suerte la pequeña pendiente a favor nos hace bajar sin mayores problemas que el esquivar pedruscos y agujeros, eso sí, con mucho cuidado. Ahora toca cruzar el by-pass. Lo hacemos por un puente que lleva hasta una rotonda, allí seguimos las indicaciones de fuente del jarro y bajamos por una recta larga hasta otra rotonda, otra vez izquierda y otra larga recta hasta la rotonda del centro comercial. Al poco, nos cansamos de este tramo de polígono y nos metemos a la izquierda por la zona ajardinada y habilitada con carril bici entre los árboles, al menos este tramo se hará más amable entre las verdes hojas de los árboles que entre el negro asfalto de la carretera. Ya solo nos queda atravesar Paterna y salir a la huerta dirección Manises para llegar a la base. En definitiva, la ruta es excelente por el sitio al que vas, pero la vuelta es, con poca diferencia sobre el anterior trazado, insufrible. Lamentamos las casi nulas conexiones o salidas norte-sur que son las que nos imposibilitan hacer muchas rutas y conectar con otras poblaciones. El hecho, por parte de los ayuntamientos, de habilitar carriles bici está muy bien dadas las actuales circunstancias de carencia casi total de ellos, pero lo que realmente echamos de menos son pistas forestales, caminos agrícolas o similares, en los que no tengamos que lidiar con nuestras burras contra coches y camiones que siempre creen que la carretera es solo suya, y que estos caminos no pasen por vertederos, que es en lo que acaban convertidos estos últimos reductos donde podemos dar rienda suelta a nuestra afición por los pedales. A este ritmo me temo que también nosotros acabaremos paseando por el río en poco tiempo. Seremos cuatro jinetes más para pedir turno y crear atasco. Igual que pasó con el by-pass, al camino del parc natural del Turia le pueden ir haciendo un segundo carril.


Track en Rutes de Roda i Pedal