lunes, 31 de diciembre de 2012

Resumen anual 2012

Crónica fin de año (2012)


Pues si el año pasado en las mismas fechas decíamos que había quedado algo pobre en cuanto a las rutas y por ende, en las entradas al blog, este año y en solidaridad con la que está cayendo en nuestro país, la cosa parece haber ido a peor, solo han sido 5 salidas de largo recorrido y por lo tanto 6 crónicas si contamos con ésta.
Y es que los años no pasan en balde….; bueno, pero como todo en la vida la cosa tiene una explicación. Por una parte, uno de los “pedales” del grupo en cuanto a la búsqueda de rutas nuevas se refiere (Kike), está todo el año “downhill” como diría su “niece Laura”, y no solo por los horarios del curro que la verdad sea dicha, no le permiten demasiadas alegrías biker, sino porque de cuando en cuando uno tiene un mal año de ánimo y el chaval ha estado “out” de casi todo durante algunos meses, aunque eso sí, en solitario, ha sido un gran año para él y se ha subido y por supuesto bajado, casi toda la serranía; así es nada, o sea que remedio lo que es remedio, lo tiene.
Por otra parte, el junior del grupo (Carlos) este año ha fallado más que una escopeta de feria, y aunque está más “torito” que nunca, (no hay más que verlo) eso de dar pedales se le ha hecho más cuesta arriba que otros años, razones principales, a saber : que si hace calor…, que si tengo examen… que si estoy de viaje…, que si tengo un tirón…, que si me voy a Aras…, que si voy a la radio…, que si tengo la bici en el taller…, que si me acosté tarde…, que si tengo fútbol……,que si me han dado un golpe…, que si la abuela fuma…, vamos, un “quesisi” continuo que le ha provocado multitud de semanas en paro técnico biker y que eso si, “casualmente”, solucionó con soltura cuando tocaba rutón y foto para el calendario, casualidades de la vida...¡ que bandido está hecho el gachó !
En fin, que la cuestión de RODAR lo que se dice RODAR con mayúsculas y en grupo al son del Roda i Pedal, es decir, como la piña piñonera que hemos sido tantos años por estas montañas nuestras (y de los otros.., Albertos incluidos), este año se llevan el pedal del oro “el germanets”, ya que al menos han mantenido el listón bien alto en cuanto a lo que al número de salidas en sábado se refiere (50) a fin de mantener el espíritu “RodaiPedalaro” lo más alto posible para que no decaiga y a la espera de que lleguen tiempos mejores y podamos rodar todos juntos de nuevo con mayor asiduidad, tiempos que llegarán a buen seguro. ¡Amunt amics!, que las montañas esperan.

Pero bien, hoy toca hacer balance y es de lo que trata esta crónica.
Resulta que lo rodado este año y visto más en detalle tampoco es que haya sido ninguna mariconada, ( casi 3000 kilómetros “en grupo” han tenido la culpa, cifra que se acerca a los 5000 si contamos los pedaleados “indoor ” o salidas de miércoles, vamos que pedalear lo que es pedalear, hemos pedaleado ), la cuestión es que tal vez y durante mucho tiempo, nos pusimos el listón tan alto en las rutas de cada sábado, que cada año resulta más difícil superar el anterior, sobre todo porque los años y los kilómetros siguen cayendo sin compasión, y eso es algo que al menos a tres de los cuatro” jinetes” del grupo nos afecta de una u otra forma, seguro.
Lo negativo si comparamos rutas con años anteriores, ha sido la sequía de vértices “nuevos”, ya que nos hemos librado del “ 0 pedalero verticial” porque en abril nos marcamos un rutón del 8 subiendo hasta el Toro, donde pudimos coronar y recoger el codiciado trofeo pétreo que nos acompaño hasta el R.C. donde descansa plácidamente en su estante, dando fe de tal fechoría, aunque alguna cicatriz en la moral nos dejó a unos más que a otros aquella ruta…, pero subir, subimos y con la piedra bajamos, con un par. 
Después, mes a mes, el trabajo, las obligaciones de unos u otros y la imprevisible meteorología, han truncado sistemáticamente todos los intentos de salida, de hecho Kike apenas ha podido salir un par de veces para acompañar a la facción permanente del grupo, con algunas salidas más por parte de Carlos que también ha tenido su particular “annus horribilis” como hemos comentado en cuanto a salidas se refiere. Ni siquiera la tradicional ruta nocturna se ha podido materializar este año. Aunque eso ha sido más por dejadez y falta de planificación que otra cosa, pues para eso solo hacía falta una noche libre por parte de Kike y solucionado el tema. Eso lo arreglamos el año próximo con dos nocturnas y las bicicletas de titanio, eso sí, les pondremos unas buenas “horquillas” que se nos van a “robellar” allí en el garaje.
De cualquier forma hay que ser realistas y reconocer que si nos situamos en la gaussiana de las rutas del Roda i Pedal, estamos “de bajada”, lo cual y si nos ceñimos al significado puro de la palabra en si, no está mal, es más, incluso suena esperanzador…¿no? después de tantos años “de subida” por esas montañas… . Bueno, bromas aparte, es verdad que la ilusión por recorrer, descubrir, conocer, explorar, subir hasta la extenuación, bajar al límite, y en definitiva, pretender disfrutar de rutas nuevas semana si, semana también, parece haber tocado techo por diversos motivos.
Esto no significa que hayamos terminado de pensar en rodar por esos parajes que tanto nos gustan y que tanto respetamos, ni que nuestros deseos en conjunto por descubrir lugares solo aptos para bikers haya llegado a su fin ¡ ni mucho menos !, eso sí, la que podríamos denominar usando términos marinos como “calma chicha pedalera” parece haber ganado presencia en el grupo este año que termina, y las circunstancias actuales obligan a ser tal vez, menos ambiciosos en cuanto a esa desmesurada búsqueda de novedad en las rutas semanales, cuestión que intentaremos equilibrar en lo posible en el futuro mientras el cuerpo y las piernas aguanten (eso esperamos) con nuestras salidas de siempre sábado a sábado sin excepción, y como no, con todas aquellas nuevas rutas que podamos incluir de vez en cuando, a fin de mantener ese simbólico “carnet” de Roda i Pedal que no todos tienen el honor de poseer.

En definitiva y como decíamos, la cosa no ha ido tan mal y para muestra el “collage” fotográfico que incluimos a continuación, el cual ilustra tirando de foto de calendario, por donde anduvimos este año que en resumen fue de esta forma:

Enero. Requena-Pico Negrete.

Con una temperatura gélida nos saludo al salir al frío invierno de Requena. Al menos la falta de humedad nos mitigó algo los inapelables 2º bajo cero con los que nos poníamos a pedalear. Luego entramos en calor a través de la campiña hasta comenzar la ascensión al pico Negrete con parada en el santuario de la Virgen del Remedio de Utiel. El olvido del trípode de la cámara nos hizo pegarnos un buen calentón cuando a mitad de subida nos dimos cuenta del olvido. Tras una bajada antológica y el primer pinchazo del año, visitamos la Casa Nueva para deleitarnos con su arquitectura modernista. Un comienzo de año a lo grande.

Febrero: Gátova-Alcublas

Un mes después nos poníamos en marcha por la zona menos transitada de la Calderona. Conoceríamos las masías de Uñoz y Cucalón así como el paraje de la fuente de la Alameda. Después tendríamos una subida terrible en la que arrastrar la bici unos 200 metros. Alcublas no nos regalaría esta vez con la compañía de los molinos, en su lugar visitamos las 3 ermitas del pueblo para iniciar el camino de regreso y toparnos con otra subida desesperante que finalmente hizo mella en la moral del grupo y deslució las hermosísimas panorámicas que habíamos captado hasta el momento.

En Marzo volvimos a Guarda; en Abril visitamos la Reina y en Mayo nos marcamos el rutón del año rodando por Alcublas-La Salada-Sacañet (La Lidia del Toro).
Habíamos hecho la parada de primavera. La climatología y el trabajo se unieron semana tras semana para hacer imposible que pudiéramos salir antes. 3 meses sin ruta de día entero y estábamos que nos subíamos por las paredes. Que mejor que hacer un rutón que dejara huella. Así que lo retomamos allí donde lo habíamos dejado hace unos meses, en Alcublas. Hacía años que queríamos subir hasta la base militar del Toro, ubicada en tierras de Teruel a la que se accede por Castellón pero que pertenecía a la demarcación militar de Valencia, vamos, un “tres reinos” en toda regla. Transitamos por unos caminos fantásticos pocos meses antes de que un devastador incendio calcinara estas montañas hasta los cimientos. La subida hacia La Salada será de las recordadas en el seno del grupo por lo terrible de las rampas y lo larga que es. El calor se cebo y algunos termostatos se quemaron, los daños colaterales a su paso se centraron en el “Toro y el Torito” y la lidia fue completa, hasta el punto de simular, allá en las alturas, un pequeño sepelio por si a alguno le viniera el caso que no nos pille desentrenados.

Junio: Alcalá del Júcar-Embalse del Molinar (finde biker a lo grande)
Llegaba el momento más esperado del año. El finde biker prometía ser perfecto. Y lo fue. Como todos los años, una escapada con las parientas que este año nos llevaba allende la comunidad valenciana. Alcalá nos regalaba una primera panorámica difícil de igualar, pero con algunas excursiones y visitas, amén de la comida, la compañía, la charla y la generosa cerveza que regaba nuestro paladar aún este no se había secado, pudimos mejorar sustancialmente esa primera impresión. La ruta queda aparte. Difícil de calificar por la grandiosidad de las vistas y el impresionante recorrido, bien amortiguado todo el calor vespertino bajo un increíble manto arbolado junto al río Júcar. Sin duda, un año más, lo mejor fue la compañía y poder volver al hotel a contarles a las chicas nuestras batallitas; es la única ruta en la que nos escuchan casi con devoción, lo que nos hace sentirnos un poco como héroes. La anécdota quedará en la colosal “metida de pata” de alguno de nosotros y del imponente muro que tuvimos que subir para coronar el santuario.

Julio y Agosto desgastamos la Bassa Barreta y secamos su fuente de tanto visitarla, en Septiembre fue Perenxisa, en Octubre lo pagó Chiva, en Noviembre las rutas de siempre por nuestros habituales parajes rodaneros que muchos quisieran para si, y todo ello contando con que “la Reina” nos vio los pedales en cada uno de los solsticios y los equinoccios anuales como es nuestra invariable costumbre desde hace ya muchos años.

Y finalmente en Diciembre: Bocairent- nacimiento del Vinalopó.
Cerramos el año a lo grande como no podía ser de otra forma, aunque estuvo cerca el no poder concluir el año con una ruta de todo el día y con el grupo al completo que es como más nos gusta. Pero esta vez las ninfas de la montaña que siempre nos protegen y nos complacen, permitieron que rodáramos por una zona privilegiada en las cercanías del nacimiento del Rio Vinalopó.
Comenzamos la ruta en lo que antaño fue la estación de ferrocarril de Bocairent y las vistas que vamos contemplando, mueren poco más allá cercadas por la miríada de árboles que engrandecen estos bosques: pinos y carrascas se multiplican junto a oréganos, romeros y otras hierbas aromáticas que despliegan sus embriagadores aromas a nuestro paso.
La casa Reiner; la Font de Mariola; la finca Mas del Parral con su preciosa Ermita de Santo Tomás; la Ermita y fuente de Santa Bárbara; la Font de la Coveta; el Mas del Ull del Canals y la Ermita del Santo Cristo, son algunos de los lugares que hoy hemos visitado a lo largo de esta espléndida ruta, parajes todos ellos de incalculable valor paisajístico. Hoy únicamente nos ha faltado poder terminar la rodada con una bajada del tipo que nos gusta, aunque nada más podemos demandarle a la ruta de hoy, ya que tanto las vistas contempladas como los muchos lugares visitados, nos han dejado un buen excelente sabor de boca.
Con esta ruta, culminamos otro año de pedal disfrutando de la mejor compañía y del buen “feeling biker” que sigue reinando entre nosotros, y como no podía faltar, hemos cerrado el año y la ruta juntando las manos en nuestro grito de guerra “Roda i Pedal” con el café de fin de ruta tras nuestra llegada al grandote como viene siendo nuestra costumbre.

Bien amigos de pedal, pues emulando a Zorrilla y “ en un modo resumido, dimos fe de lo ciclado y sin entrar en detalles de lo que este año ha pasado, raudo os lo hemos contado y como lo hemos vivido.

Desgranamos lo rodado sin relegar lo sufrido y porque no, lo gozado, sin olvidar lo charlado, que fue lo más distraído en el R.C. descansando, al son de la musiquita, bebiendo birrita en mano, una tras otra fresquita, que buen goce ha generado, después de haberla bebido.

Y así en este plan distendido, recordando lo reído y dejando atrás lo pasado, perpetuamos lo subido y como no, lo bajado, que fue lo más divertido o tal vez lo más osado.

El tiempo pasa volando y con el 2012 vencido, el año lo hemos cerrado y no nos hemos caído, lo que resulta inaudito sabiendo como bajamos, a tumba abierta y sin freno, como locos trastornados, más locos unos que otros, pero en resumen, chalados.

¡¡ Terminando que es gerundio !! diréis algunos gritando, pues a ello voy compañeros, porque me estoy enrollando.

Si pensamos lo perdido o el porqué de lo aplazado, ¿ será que no se ha podido? o ¿ porque fue descartado? , razón, ¡¡ porque era jodido !!... y tras hablarlo….zanjado.

Pero todo está olvidado esperando revivirlo y por supuesto ciclarlo, y después como es costumbre, lo mejor será contarlo, siempre que Roda i Pedal siga unido por el grito conocido al terminar lo rodado. ¡ Roda y Pedal ! siempre unido y que nos quiten lo ciclado. “¡¡ Que bien que lo hemos pasado !! 

-- Feliz 2013 --
 Roda i Pedal


jueves, 27 de diciembre de 2012

Bocairent-Nac.Vinalopó (Ermita Sto.Tomás)

"También los manantiales y los pozos se agotan cuando se extrae demasiado y muy frecuentemente de ellos." Demóstenes

Íbamos a terminar el año tal y como lo habíamos empezado, pedaleando. Al final, en estos días de Navidad, las vacaciones de unos y el día libre del otro, junto al determinante factor meteorológico que permite la salida, nos pone a prueba en esta ruta de Bocairent. Así que a las 8 en la base, y tras los preparativos y viaje por carretera llegamos a la estación de tren, reconvertida en hotel, de Bocairent.
 
Entre la pinada ya tenemos una primera postal de la ermita del Santo Cristo encaramada a la colina norte del pueblo. Tomamos un reconfortante café calentito mientras estiramos y nos pertrechamos con el equipo para combatir esta baja temperatura con la que nos ha recibido la Serra. Nos ponemos en marcha atravesando la pinada hacia el oeste en busca de la carretera de Alcoi entre un polígono industrial. Giramos a la izquierda en la rotonda e iniciamos la subida por carretera. Es una carretera con poco tránsito, tan poco que no nos cruzamos con nadie y podemos subir tranquilos y a nuestro ritmo. La subida no es muy cruel y permite regular la marcha, aunque en algunos tramos podemos exhibir fuerzas y poner un puntito más de exigencia.
 
Vemos como ganamos altura a pasos agigantados pues la panorámica crece a nuestros pies de forma brutal: la ermita ya no queda al otro lado del valle allá arriba, ahora está allá abajo y tras ella se abre un mundo de montañas y valles más o menos visibles e identificables en la distancia y entre la bruma. Llegamos a identificar justo encima de la ermita nada menos que el Penyagolosa 165 kilómetros más allá. Seguimos subiendo para llegar a lo que será el distribuidor de la ruta: en este punto es donde iniciaremos y terminaremos las dos visitas programadas.

Giramos ahora a la izquierda y enseguida a la derecha para meternos en una gran pinada por una pista. Mirando la hora y la cara de Carlos decidimos parar a almorzar. Lo hacemos cuando la pinada se abre a un extenso campo de cereales ya cosechados pero de los cuales vemos algunos restos. Al otro lado del camino el Mas de Nones languidece poco a poco.
 
Tras el ágape seguimos pedaleando para encarar la subida a la montaña que tenemos de frente. Nos encontramos con un senderista y le preguntamos por la senda de bajada a Bocairent, nos dice que si, que se puede bajar en bici y que él ve a muchos ciclistas bajar por allí, que solo hay uno o dos escalones. Esto confirma la información que me habían dado de que se podía bajar sin problemas, al igual que la senda del Vinalopó.
 
Nos internamos en la pinada y llegamos a la Casa Reiner, una preciosa casona restaurada y con un encanto singular metida en medio de la pinada y con una fuente brotando allí mismo. Ahí giramos a la izquierda para bordear la casa y seguir adentrándonos en el bosque. El camino empieza a presentar alguna que otra dificultad; a la humedad del bosque se unen las piedras mojadas que sobresalen del camino en un terreno poco transitado y que las corrientes de agua modelan a su antojo. La pendiente tampoco ayuda, así que empezamos a tirar de potencia en algunos sitios para ir subiendo poco a poco, pero bueno, es más la poesía que la práctica, es un camino algo roto y con baches pero sin mayor dificultad, eso si, el entorno es algo maravilloso.
 
Las vistas que vamos contemplando, mueren poco más allá cercadas por la miríada de árboles que engrandecen este bosque: pinos y carrascas se multiplican junto a oréganos, romeros y otras hierbas aromáticas que despliegan sus embriagadores aromas por un monte fresco y húmedo. Tras esta larga subida comenzamos una bajada por caminos interiores y en mejores condiciones, las piedras dejan paso a un firme compacto de arena rojiza y hierba. Algún tramo de barrizal nos hará buscar pasos alternativos hasta llegar cerca de la Font de Mariola.
 
Con las vistas despejadas hacia el este, el Montcabrer y el castillo de Mariola se dejan ver como faros para guiar nuestras pedaladas que nos llevará hasta la Font, donde paramos bajo el impresionante árbol hoy que está solitario. La otra vez que pasamos por aquí en la ruta: http://rodaipedal.blogspot.com.es/2010/04/cronica-de-serra-mariola.html estaba atestado de gente y no nos llegamos a acercar. Hoy visitamos el lugar con calma y disfrutamos en compañía de este colosal árbol.
 
Continuamos por el camino en dirección a la Cava Arquejada y poco después vemos la entrada a la finca Mas del Parral. Como ya habíamos pedido permiso y lo teníamos de sus propietarios para ir a visitar la ermita de Santo Tomás, nos adentramos en la finca y llegamos a la masía reconvertida en casa rural. Allí sale a recibirnos Jorge que nos acompaña y nos abre la pequeña ermita para que podamos verla y fotografiarla. Nos explica la restauración que han llevado a cabo mientras nos explica el trabajo que tiene mantener una finca como esta.
 
Nos quedamos encantados del entorno, de las vistas y tranquilidad que se respira y como no, de la amabilidad con que hemos sido recibidos, dejando aparcados sus quehaceres para acompañarnos en esta minimalista pero encantadora visita. Muchas gracias Jorge por tus atenciones. Nos despedimos encantados no sin antes haberle pedido consejo sobre el camino a seguir.

Acto seguido, nos ponemos en marcha en una bajada divertida que nos deja al otro lado de la zona de acampada de la Font de Mariola y nos encara a la urbanización Pinatell. Giro a la derecha y rodeamos el camping. Luego comienza otra subida por camino forestal. Baches piedras raíces y barro nos salen al paso. Disfrutamos en este terreno biker que pone a prueba nuestra habilidad encima de la bici y que no suele ser nuestro entorno habitual, más acostumbrados a pistas y caminos en no muy malas condiciones, así que cuando el camino se estropea y encabrita, nos saca más abruptamente de nuestro hábitat. Poco a poco vamos acumulando tesoros paisajísticos y sensaciones a raudales. Cuando el camino mejora ganamos velocidad en una bajada que nos llevará hasta la ermita y fuente de Sta. Bárbara.
 
La ermita está anexada a un gran edificio que pensamos pudiera haber sido una antigua venta. Vemos la fuente y un enorme tronco de árbol apuntalado con dos pilares de ladrillos. A estas horas ya se nos ha echado el tiempo encima y hay que recalcular la ruta. Decidimos dejar la visita del río a su paso por Banyeres pues teníamos marcado un pequeño rodeo para evitar la carretera y llegar hasta allí. Acortamos aún más esta visita y casi ni gozamos de la fuente ni nada. Seguimos para bingo.
Junto a la casona giramos a la derecha y enlazamos con la carretera de Mariola. Allí mismo un sendero se pega al margen izquierdo de la carretera, una senda llana y rojiza que planea bajo la arboleda y que evita el asfalto, pero esta carretera aún tiene menos tráfico que la de Alcoy y vamos ganándole tiempo al tiempo. Cerramos el primer círculo y comenzamos el ocho. Llegamos al cruce por donde hemos subido de Bocairent. Giro a la izquierda y tomamos el camino del Buixcarró, una pista ancha junto a unos chalets en bajada. Cruzamos el barranco que encauzará al río Vinalopó y giramos a la derecha junto a la estación de transformación.
 
Iniciamos la senda. Al poco unas piedras nos hacen bajar de la bici, luego tenemos que bajar para vadear el barranco por unas inestables piedras sobre la corriente, luego otro vadeo más complicado, luego… esto es un suplicio. No nos gusta tener que bajar de la bici por sistema. Una cosa es un obstáculo, uno; pero bajar constantemente de la bici nos toca en la línea de flotación de la moral. Cuando diseñe esta ruta pregunté en varios foros a bikers y senderistas si esta senda era ciclable o había que llevar mucho tiempo la bici al brazo, me dijeron que sí, que mayormente era ciclable, pero lo que hemos encontrado hoy no se corresponde con lo que me dijeron. Nuestra recomendación es que esta senda simplemente no es ciclable. Puedes llevar la bici pero lo harás más tiempo andando que subido en ella. Recomendamos por tanto seguir por el camino del Buixcarró y luego desviarse a la derecha por Casa Guilella para llegar hasta el río y allí remontarlo hasta la font de la Coveta que es el manantial de aporte del río Vinalopó, aunque cuidado con seguir la absurda señalización consistente en una flecha y el logo sobre un panel de acero, ni indica adonde va ni cuanta distancia y tiempo queda, solo es una flecha… que por cierto habrá costado una pasta para más inri. Me gustaría conocer al lumbreras con la idea para decirle un par de cosas. Eso si, el paisaje de la senda es bonito por la calma que trasmite.

Al final llegamos a una zona donde se pedalea por un camino algo más ancho y enseguida llegamos a la Font de la Coveta. El agua brota del interior de la cueva y de la montaña y vierte sus aguas al barranco que veníamos acompañando.

Un pequeño azud remansa el agua y crea una poza de agua cristalina y fresca. El lugar es maravilloso y el sendero también, si vienes con idea de hacer senderismo, pero si vienes cargado con la bici a cuestas la perspectiva cambia.
 
Llegamos al camino y con él hasta la fábrica de Blanes, o lo que queda de ella: la enorme ruina de lo que fue una importante industria papelera y antes molino. En una ocasión, hace unos años estuvimos comiendo en este mismo lugar con unas sillas plegables y una mesa a orillas del río. Cerca de esta vieja fábrica está una de las joyas del Vinalopó, el Toll Blau, una serie de saltos de agua que caen a una poza de color azulado. Debido a lo inútil de la señalización que antes comentaba y que los puntos de referencia para ubicar este paraje no son del todo exactos nos lo hemos perdido. Junto a la fábrica sale un camino que llega hasta Banyeres y es el que quería tomar para ganar algo de tiempo, pero buscando alguna dichosa señal que ubicara el sitio, me he despistado y casi era peor volver que continuar, así que hemos llegado hasta la carretera junto al Mas del Ull de Canals. Se trata del centro de interpretación de la Serra Mariola así como un alberge. Poco más adelante nos incorporamos a la carretera y antes de cruzar el puente sobre el río veo un camino que baja hacia la arboleda, hacia la zona que quería visitar, con otro antiguo molino y zona recreativa, pero ya no hay tiempo para la visita.

Seguimos por la carretera para iniciar la subida hacia Banyeres. Encontramos poco tráfico en la carretera, y aunque la subida tiene su miga lo es más por el ritmo que hemos marcado que otra cosa, sin embargo este 8% de desnivel se va quedar en nada en cuestión de segundos.

Encaramos el pueblo admirando el soberbio castillo que se alza en la parte alta. Giramos a la derecha y nos topamos con una pared brutal. Ante esto ya estamos calculando cuando vamos a echar pie a tierra. Lo metemos todo de golpe; plato, piñones, bloqueo de suspensiones, volcarnos sobre el manillar y apoyarnos en la punta del sillín. Enseguida viene aquello de zigzaguear por la calle. Y contra todo pronóstico vamos avanzando. Llega un momento en que sabemos que toca sufrir pero que esta rampa ya no nos descabalga. Con guasa vemos el nombre de la calle “carrer dels pardalets”, e inmediatamente pensamos que así nos vamos a quedar nosotros y la risa nos ayuda a soportar el castigo. Llegamos a un “respiradero” (nuevo nombre con el que bautizamos los descansillos en mitad de una subida; otra entrada al diccionario particular de “tontónimos” de Roda i Pedal) al tiempo que la calle gira a la izquierda, luego otra rampa y giro a la derecha, más rampa, izquierda y otra vez izquierda antes de encontrar el siguiente respiradero en mitad de esta brutal subida por las calles del pueblo. Giramos a la derecha para encarar la subida al calvario. Pero el calvario es un juego de niños, el verdadero calvario, o suplicio, o como queramos llamarlo, lo acabamos de dejar atrás. Los cipreses no dejan en ningún momento una vista despejada de la ermita allá arriba en la colina.

Tendremos que llegar hasta allí para poder ver la ermita del santo Cristo. Dejamos las bicis y andamos un poco para recuperar fuelle y pulsaciones. Estas tardan un poco en estabilizarse ante la brutal subida que nos acabamos de marcar. Esta subida, aunque sin vértice, también marcará la tija de nuestras bicis.

El castillo es visible desde el lateral de la ermita y un poco por aquí y por allá, entre cipreses, desde la parte delantera. Aquí al lado hay una fuente y unos bancos con vistas hacia la peña Blasca y el Menejador que nos servirán de acomodo para la ansiada comida. Comentamos la brutal subida y comparamos sensaciones con otros grandes colosos como el Montduver o la rampa del embalse del Molinar: http://rodaipedal.blogspot.com.es/2012/06/alcala-del-jucar-embalse-del-molinar.html.

Acto seguido, damos cuenta del bocata y la cerveza y tras el ágape, mataríamos por un café, pero no hay tiempo ni de café ni de matar, eso sí, si alguno quiere hemos visto un bar justo antes de comenzar la subida, jeje. A las 16 h. nos ponemos nuevamente en marcha para hacer la digestión pedaleando, como no podría ser de otra forma, ya que tenemos tan solo una hora para llegar al coche en condiciones óptimas de luz más un pequeño margen de tiempo para imprevistos.

Bajamos hasta el cementerio por asfalto y allí tomamos el camino de la sierra Mariola que sigue recto. Pronto se convierte en un pedregal y lodazal en medio de la sierra. Pequeñas subidas de potencia que a punto están de costarme una caída en medio del charco al desmoronarse la pequeña trazada por la que intentaba pasar.

A la derecha las vistas sobre el valle del Vinalopó, el castillo de Vinalopó y al fondo la casa Reiner y la cima del Montcabrer. La ermita de casa Guilella queda oculta ahora, pero pronto se hará visible con su inconfundible color amarillo entre este mar de rojos y verdes. Llegamos al punto más alto de esta parte de la ruta y ya es todo para abajo. En este punto, cerramos el segundo círculo y con él el ocho que hemos dibujado aquí arriba.

Tomamos la senda que sale al otro lado del asfalto. Durante unos metros baja pegada a la carretera, luego se adentra en el barranco y comenzamos a bajar como cabras por un sendero roto o algo más allá. De momento la inercia de la bajada nos lleva y solo hay que preocuparse de la trazada y de no bloquear en exceso el freno delantero para no salir por cuernos. El problema es que cuando perdemos inercia de bajada y la rueda delantera tropieza en una piedra la bici se cruza, y al final es más seguro bajar de la bici que arriesgar y seguir bajando. Ante el infernal panorama que se presente en los siguientes metros ya no subimos y seguimos arrastrando la bici, y esta postal empieza a alargase más de la cuenta, tanto que nos quedan 20 miserables minutos de penurias y arrastrar la bici por este tsunami de piedras que es la senda. Alguien me dijo en un correo que esta senda la hacían de subida sin mayores problemas arrastrando la bici en un par de sitios, así que de bajada no habría problemas… los cojo-ujkmtxhññññññ… esto es imposible, esto es una TRIALERA en mayúsculas y en toda regla, esto es destrozar los senderos con premeditación y alevosía, pero es que a los senderistas (al menos, a algunos) les da igual, e incluso uno de ellos nos la ha recomendado esta mañana como que no había problemas, ¡¡¡ increíble !!! ; nosotros, por donde vamos en bici no se lo recomendamos a los vehículos a motor pues sabemos que van a destrozar el camino, si no cuidamos lo nuestro cómo vamos a cuidar lo de los demás. En fin, que de haber tenido la más remota idea de lo que nos esperaba, teníamos la bajada por una carretera sin tráfico y con una buena pendiente que nos habría hecho disfrutar de lo lindo. Pero ya esta hecho, y cuando estamos en mitad de este tormento no vamos a permitir que esta sensación arruine una ruta magnífica por un paraje de incalculable valor paisajístico. Solo queda hacer las recomendaciones de rigor para que otros no cometan en mismo error a no ser que quieran cometerlo con todo uso de razón. Repetimos, esta senda y la del nacimiento del Vinalopó no son ciclables. Salimos de este mal trago y enlazamos con un estrecho camino asfaltado entre campos de cultivos que nos baja como un tiro hasta el polideportivo junto a la estación del tren y final de la ruta, hemos cerrado el tercer círculo de hoy. Antes nos acercamos a la gasolinera a darles un bañito a las gordas que se han ganado a pulso el nombre de bicicletas todo terreno. Culminamos el año juntando las manos en nuestro grito de guerra “Roda i Pedal” ante el café de fin de ruta. Buen año y buenas pedaladas.