viernes, 26 de diciembre de 2008

Crónica Pla de LLuc- Monasterio de Sant Espírit- Castell de Serra.

"Nosaltres no tenim res a guanyar en la nostra aventura, res que es compti o que en trèiem un benefici econòmic. La nostra acció és pura. Aquesta puresa és la seva única raó de ser.; la nostra riquesa. N’estem orgullosos."
Georges Sonnier. Où règne la lumière.

"Pero mira como frenan los discos en las bajadas…pero mira como frenan los discos de las bicis, frenan y frenan y vuelven a frenar, a los discos de las bicis por volver a bajar… "

En esta ruta navideña, queríamos cantaros un villancico a modo de deseo de felices fiestas y un gran año 2009 por delante, así que mientras cantamos, hemos preparado una ruta por la Calderona para ir ampliando nuestro conocimiento sobre la zona.
El consabido Pla de Lluc era principio y final de la rodada… ya casi tenemos plaza reservada en el parking que, a decir verdad, hoy no estaba muy concurrido, aunque con esto de las fiestas nosotros llegábamos hoy con casi una hora de adelanto sobre lo que acostumbramos a llegar.
Las nefastas previsiones meteorológicas aconsejaban, y las vacaciones de todo el grupo permitían, un adelanto a la jornada del viernes para poder escapar de las más que previsibles lluvias que llegarían esta misma tarde. Ayer antes de la comida de navidad y con una llamada telefónica se cambiaron los planes, y se adelanto toda la intendencia al día de hoy. Hoy nos ponemos en marcha casi con las primeras luces ya que el día aún no ha despuntado por completo.

Ya en lugar de costumbre donde aparcamos, desmonte de las burras y unos estiramientos para entrar en calor con este fresquito “diciembrero” que nos está castigando en las últimas semanas…., normal por otro lado y más, este fin de semana que resulta ser el primero del solsticio de invierno. Comenzamos el pedaleo en dirección a Serra por la carretera, poco tráfico nos encontramos en esta conocida vía, de ahí que sigamos transitando por ella en cada ocasión que venimos por aquí. La rodilla de Luis, y el amago de lumbago de Kike, hacen que la enfermería esté a tope, pero afortunadamente nadie se borra de las rodadas programadas… afortunadamente nadie del grupo es futbolista porque sino…

Vamos subiendo y bajando al compás de la carretera. Al llegar a Serra, y con visión directa del castillo alzándose en su particular altozano, cogeremos el primer desvío a la derecha por encima de un puente sobre un barranco y comenzaremos rápidamente a subir. Enseguida nos daremos cuenta de lo que nos espera en esta ruta. Los caminos discurren por una zona de rodeno muy meteorizado, que dejara las bicis llenas de polvo rojizo y a nosotros también, pero el problema como intuimos, no estará en como acabaremos de rojos, sino en el estado de los caminos que con este tipo de terreno, suelen estar llenos de piedras sueltas y machacadas que nos obligarán a tirar de potencia en gran parte del recorrido, pero eso ya lo iremos contando. Seguimos viendo el castillo en muchos momentos de la subida, y como era de suponer, las fotos que inmortalicen el lugar no se hacen esperar, pero conforme ascendemos las vistas van ampliándose sobre el horizonte. La “Mola” de Segart se muestra desafiante ante nosotros, pronto nos daremos cuenta de nuestro error, no se trata de la Mola sino de La Moleta.
Vamos bordeando este pico hacia el sur, y pronto llegaremos a la senda que baja hacia un mirador con paneles interpretativos de la zona. En este tramo de senda tendremos que bajar de la bici por primera vez en la jornada, esto se hará una constante en la segunda parte de la ruta, pero antes de eso veremos también a un grupo de bikers que al igual que nosotros también se ven obligados a echar pie a tierra, por lo tanto a la vista está que no somos los únicos en tener dificultades en este tramo, cuestión lógica por otra parte visto el estado del sendero por el que transitamos, prueba de ello es que aún en esta senda, la nikoleta saltará de su funda y de puro milagro no la perderemos, si en lugar de quedarse en el camino llega a caer por la pendiente y queda fuera de la vista vete a saber donde buscar.
Poco después llegamos al mirador, un par de carteles indicadores nos ubica ante lo que estamos viendo, de aquí nos dirigiremos hacia el Pi del Salt, un monumental ejemplar por fortuna protegido; a su lado otros pinos de más de cincuenta años parecen enanos.

Este paraje, junto a la antigua cantera está delimitado por una cerca de madera con panel interpretativo de la explotación canterera. Preciosas vistas de la Mola al fondo junto con las montañas circundantes. Nos dirigimos ahora hacia la pinada del Salt, poco después llegaremos al barranc de Meliquet, en este se encuentra, en época de lluvias el Salt; es un impresionante depresión del terreno que se precipita hacia abajo, de manera más pronunciada a tenor de los picos que lo rodean.

Llegamos a un tramo de descenso que nos llevará hasta el paso sobre el barranco que da inicio a la subida al Pic de L´Aguila. El ascenso será tortuoso por lo machacado del terreno. Afiladas piedras de rodeno saliendo del suelo, las que ya están sueltas abonan el camino de tropezones de todos los tamaños. La fuerte pendiente unida a las dificultades para avanzar que ponen las piedras, nos hará perder la trazada buena y echaremos pie a tierra en más de una ocasión, aunque algún que otro valiente afortunado encontrará la trazada correcta entre los pedruscos a base de potencia. Llegaremos arriba para contemplar unas soberbias panorámicas, aunque levemente deslucidas por la bruma que cubre las distancias, cuestión que no evitará que nuestro reportero gráfico le de al “click” entre pedalada y pedalada.
Aun así nos deleitaremos contemplando la estrecha lengua de terreno entre el mar y la Albufera, muy entre la bruma aún adivinaremos a ver la Serra de les Rabosses y algo más allá el Mondúver.
Desde aquí, ya en descenso nos dirigimos hacia el monasterio franciscano de Santo Espíritu del monte, fundado en 1404. Aquí os dejamos un interesante enlace del lugar: http://www.santoespiritu.org/
Atravesaremos la pinada que hay antes de llegar, este será el mejor tramo del camino, en algunos sitios, cubierto de pinocha que suaviza el rodar y silencia nuestro paso por aquí. Multitud de sendas se entrecruzan en el mullido y suave suelo de este espeso pinar.
Enseguida encontramos los muros del monasterio. Pararemos en la fuente del Beato Nicolás Factor, al lado del monasterio, junto a las mesas de pic-nic, para almorzar con la compañía de un “lindo gatito” que intentará hacerse amigo de Salva. Tras el almuerzo, visitaremos la plazoleta del monasterio y nos haremos unas fotos de grupo junto al templo.
Contemplaremos el reloj solar y el vía crucis de cerámica de Manises (intuimos). Desde aquí veremos a lo lejos y entre las montañas, las murallas del castillo de Sagunto, cuya imagen capturamos sin dilación.

Comenzamos la segunda parte del camino. Ya en la bajada junto al parking, giraremos a la izquierda para adentrarnos nuevamente en el monte. El paso junto a esta montaña coronada con una gran cruz, nos hará mirar hacia arriba y contemplar la angustiosa erosión de la montaña que dejará al descubierto formas imposibles sobre los gigantescos bloques de piedra de rodeno.
Entre ellas crecen imparables las paleras, con sus pinchos protectores de la humedad que atesoran. Llegaremos a un inmenso naranjal, antes habremos tenido que superar una imponente rampa que nos pondrá a prueba. Deseamos haber dejado atrás la parte más dura de la jornada, pues la rampa es de aupa y además ya estamos volviendo hacia el punto de inicio y final de la ruta. Pero eso, tan solo es lo que deseamos, la realidad dista mucho de nuestros deseos. Enseguida la martita nos mete por “un caminito” a la izquierda que parece se acaba a los 50 metros, pero no, en lugar de acabar se adentra casi por el monte; hay “abierto” un camino (o mejor dicho, un proyecto de camino) que todavía deja ver las raíces de árboles y arbustos que hasta hace poco estaban aquí. La tierra fresca, marrón-rojiza y rebosante de sustratos, así lo cuenta. Además este camino esta lleno de ramas y restos de vegetación de una poda intensa pero reciente. “Transitamos” como podemos esquivando ramas y piedras, la pendiente se vuelve a ensañar con nosotros en medio de esta tortura de camino, algunos optan por el pie a tierra por enésima vez y solucionado el problema, parece que hoy vamos a andar más de lo que vamos a pedalear.
Ya estamos a la misma altura de la montaña de la cruz, las dos rampas brutales que acabamos de dejar atrás nos han puesto en una cota de altitud notable. Un nuevo giro del camino nos pondrá de frente a la Mola de Segart y la tendremos así durante mucho rato, pudiendo apreciar su accidentada y característica orografía.
Poco después tendremos a la derecha visión directa del pueblo de Segart, acurrucado en el fondo del valle al abrigo del Garbí al norte y la Mola al sudoeste.
El Garbí nos muestra su característica más conocida: las líneas de estratificación a lo largo de toda la cordillera. Esta línea cambiante de color es uno de los distintivos de esta legendaria montaña valenciana.
Tras ella asoma el Alt del Pi, inconfundible con sus antenas. La bruma se empeña a lo largo de todo el día en cubrir con su velo neblinoso las impresionantes panorámicas que estamos viendo. Continuamos pedaleando para pasar otra vez al término de Serra. Iniciamos una pronunciada bajada hacia Segart, esto nos huele mal pues, todo lo que baja….acaba subiendo. Y efectivamente, al poco, un camino a la izquierda nos pone nuevamente mirando al cielo. Pegados a la falda de la Mola por la vertiente norte, nos metemos entre pecho y espalda otra de esas rampas que recordaremos con gusto… Asomamos al otro lado de la ladera con unas increíbles vistas hacia el valle de Serra y la planicie aluvial del Turia. Más allá. A lo lejos, los montes de la Sierra de los Bosques y, a nuestra derecha, la continuación del macizo de la Calderona fundiéndose con Javalambre, más en nuestra imaginación que en nuestra vista, debido a la bruma. Salta a nuestra vista el edificio del albergue Betania, pero lo más singular es una casa edificada en lo alto de una loma con una singular belleza. Seguimos atacando la rampa pues, esta no se ha terminado aún, volcando el peso en el manillar y con todo el desarrollo, deseamos no tropezar con una piedra que nos obligaría otra vez a descabalgar de la bici. Tramos de asfalto entre el camino pedregoso facilitan la tracción de las ruedas y dan idea del desnivel del tramo. Por fin arriba nos dirigimos hacia la carretera de Segart hacia el Garbí y el Alt del Pi, no llegaremos a ella, giraremos a la izquierda poco antes para seguir por este terreno roto y rompe piernas que nos acompañará a lo largo de toda la jornada. Ya nos lo anunciaba Luis al poco de iniciar la ruta su perfil, pero ni el peor de los sueños hubiéramos imaginado lo que nos esperaba. El continuo subir por terreno machacado, las escasas bajadas, las escasísimas pendientes limpias donde poder disfrutar y oxigenar un poco, están causando estragos en nuestro ánimo, que no en nuestras fuerzas, pues hace rato que de eso ya no tenemos.
Otra rampa brutal, por lo que habrá que poner la reserva. Esta nos sitúa sobre el barranc del Meliquet encajonado entre La Mola y La Moleta, con unas soberbias vistas, también encajonadas, sobre el Golfo de Valencia.
Nos estamos aproximando al Castillo de Serra. Ya se deja ver en alguna curva del camino.

Más subidas, más baj…, más subidas. Como decía Salva, ni siquiera llegan a ser bajadas completas. ¡¡¡¡Dios mío, no siento las piernas!!!!! A estas alturas ya no sentimos nada, estamos más allá del sufrimiento, anestesiados. Así que siguiendo el cartel del castillo y la fuente de la Umbría, afrontamos las rampas que nos llevan hacia el castillo con la tranquilidad de saber que, más tarde que pronto, se acabarán.
Por fin llegamos a la explanada del castillo. Unas mesas y zona de aparcamiento junto al sendero que sube hacia las ruinas del castillo musulmán construido alrededor del siglo XI. Este sendero en total estado de abandono, será una difícil prueba a superar con las zapatillas de bicicleta. Subimos con todo el cuidado que las placas metálicas de las zapatillas nos dejan, por este acantilado de piedra de rodeno, serán unos 50 ó 60 metros de desnivel pero que parecen más por el estado del sendero. Arriba, las vistas acongojan. Es un todo hacia el valle del Turia. Hacia el norte, la propia Serra Calderona nos impide la visión. Como ya hemos dicho, hoy no hay mucho que ver, por la opacidad de la atmosfera cargada de humedad. El intenso frío que nos ha acompañado a lo largo de todo el día, se hace patente aquí arriba en cuanto nos paramos un segundo. El sudor se enfría rápidamente y el frío nos hace ponernos nuevamente en marcha. Foto de grupo que constate nuestro triunfo sobre otra montaña. Nos apresuramos a bajar para poner otra muesca en el sillín. Por fin, excepto alguna pequeña pendiente que ya sabemos insignificante todo será bajada hasta el coche, bien nos lo hemos ganado.
Emprendemos la marcha hacia abajo para pasar junto a la fuente de La Umbría, un coqueto paraje en medio del bosque con una buena diversidad arbórea.
El agua que baja por la ladera de la montaña a orillas del camino, crea este espacio de verdor y humedad en medio de este monte de árido rodeno. Una rápida parada para ver el lugar y continuamos rápidamente bajando hacia la carretera de Serra, estas primeras horas de la tarde hacen que nos crucemos con pocos coches en esta ya de por si, no muy transitada carretera. Además la velocidad que alcanzaremos nos hará quitarnos este tramo a una velocidad que, más que temer disfrutaremos. Una vez en la carreterita de vuelta hacia Pla de Lluc, nos reagruparemos para comentar entre sonrisas la excepcional bajada que acabamos de marcarnos. Impresionante. Llega el momento de hacer balance en los últimos tramos de la rodada de hoy, pensamos en la excepcional dureza de esta ruta que, no esperábamos ni de casualidad aún habiendo estudiado el perfil. Llegaremos al coche para juntar nuestras manos y al grito de Roda i Pedal, felicitarnos mutuamente y sentir la satisfacción ante tan dura prueba superada, junto a la inestimable compañía de los que hacen más grandes cada una de nuestras rutas, los compañeros.
Ya de camino a la base iremos repasando, con esta última rodada del año, lo que ha sido un excepcional año de disfrute pedalístico y deleite paisajístico, todo ello firmemente tejido con una incombustible dosis de amistad.
Y hoy por ser la última del año, permitidnos para finalizar ésta crónica, una cita de Miguel Hernández que todo quien transite por estos lares deberá tener siempre presente, dice así:
“ En nombre de los bosques, yo maldigo a quien toma venganza, árbol, contigo “
Esperamos y deseamos para todos, que el 2009 traiga mucho más de lo mejor de este año. Ánimo que todavía quedan muchos caminos por recorrer.

Track en Rutes de Roda i Pedal