miércoles, 31 de diciembre de 2008

Otro año de cambios….

"Allò que dona el seu valor a la muntanya és el seu esperit, la seva ànima."
Georges Sonnier.
Si, ya se acerca final de año y con él, el final del 2º año de nuestra aventura biker en común. Estamos consolidando el grupo a base de rutas nuevas, pedalear las ya conocidas repitiendo las más excitantes y divertidas, o bien aquellas que han dejado huella de una manera u otra en la piel del grupo. Miles de kilómetros recorridos para poder contarlos con detalle en este blog que, día a día crece y se amplía. No nació este blog con la intención de llegar a nada más que no fuera nuestro propio deleite personal, de poder echar la vista atrás algún día y sonreír al recordar nuestras aventuras a lomos de nuestros caballos de acero. Nunca pretendimos ser un referente y no lo somos. Pero somos conscientes de que si hemos contribuido a que algunos de vosotros sintáis nuestra misma alegría y pasión por este deporte, y si hemos conseguido mostraros nuestras rutas tal y como nosotros mismos las hemos vivido, ya nos damos por satisfechos. Si hemos conseguido que respetéis y apreciéis los caminos y el entorno natural, la belleza y el silencio, y nuestras montañas y ríos, ya nos damos por contentos. Tanto trabajo, que no esfuerzo en realizar este blog, se hace, como digo, para nuestro propio deleite, como una bitácora particular de Roda i Pedal que al poder compartirla gracias a lo grandioso del milagro de la red, intentamos acercaros lo mejor de nuestras vivencias y nuestras opiniones, que si las compartís será como recorrer juntos el camino.
Permitidme presentaros al grupo:
El decano de las pedaladas, Salva. Él es nuestro reportero gráfico oficial y quien toma esa instantánea imposible que define lo que es cada una de las rutas. Miles de fotos a lo largo de cada temporada para plasmar de forma inequívoca lo que vivimos y recordaremos a lo largo de los años. Un trabajo que lo deja en solitario una buena parte del recorrido y que resuelve a base de sprints.
El mago de la tecnología, Luis. Su acierto en estudiar y pulir los errores de tracks nos lleva a realizar rutas medidas y ajustadas a nuestras posibilidades. Sería imposible disfrutar de las rutas si las fuerzas no nos acompañaran para poder terminarlas en el tiempo previsto. Un meticuloso estudio del terreno servirá de plataforma para todo lo demás.
La savia nueva, Carlos. Esto asegura una nueva generación de Roda I Pedal. El placer que sentimos sus tíos y sobre todo su padre, de que nos acompañe en cada salida, acrecienta el orgullo de cada reto que superamos juntos. Pedaleando a su lado encontramos fuerzas que a veces creíamos perdidas.
Los nuevos desafíos, Kike. Ya se que muchas veces planteo rutas fuera de nuestras posibilidades, a diferencia de mis compañeros, veteranos en esto de darle al pedal, tan solo llevo cinco años haciendo bicicleta, eso hace que muchas veces quiera recuperar los kilómetros perdidos. Además mi lema es “prefiero arrepentirme de haberlo intentado que no hacerlo”, además, ya habrá tiempo para descansar.

Comenzó el año y creíamos insuperable la trayectoria del primer año del grupo. El cambio de bicicletas, el remolque que nos permitía llegar a nuevos y recónditos lugares con la inestimable ayuda del GPS, el inicio del blog… pero el inicio de año nos trajo la certeza de que no habíamos tocado techo, ni mucho menos. La primera rodada del año nos llevó a la mítica montaña valenciana. El Caroche.
Difícil olvidar, a pesar del cansancio, las caras de los compañeros al terminar la ruta. La amplia sonrisa, los ojos chispeantes de felicidad y el ansia por compartirlo todo. Rompimos la barrera del sufrimiento con la dureza de aquella ruta… y lejos de decir basta, hasta aquí hemos llegado, ya estábamos pensando en cuando regresaríamos a Caroche. Le siguieron Traspantanaica y Cova Santa casi sin tiempo para recuperar fuerzas.
Se imponía un poco de prudencia y sosiego, de lo contrario corríamos el riesgo de romper la cuerda de tanto tensarla. El ritmo era insostenible pues, no teníamos tiempo para disfrutar de las rutas, solo para pedalearlas y sufrirlas. Estábamos agotados. Decidimos espaciar más en el tiempo las rutas con un alto grado de dureza. Así pasamos a planificar mucho más detenidamente las rutas; estudiar el perfil e IBP. Esto no aseguraba totalmente el grado de dificultad pues, el estado del camino, que como bien sabemos, es demasiado a menudo lo que marca la diferencia, no lo puede medir este índice, pero nos sitúa en una horquilla de proximidad y ahí ya decidimos nosotros. Alternando rutas conocidas con otras nuevas fueron llegando maravillosas rodadas como: Mondúver, El Boixar o Las Hoces del Cabriel más un largo etcétera.

Mención especial merecen los más de 90 kilómetros para llegar a El Palmar pues, este hito nos permitía poner el techo un peldaño más lejos. Ahora podríamos ir a sitios que tan solo unos años atrás siempre habíamos soñado y creído fuera de nuestro alcance. De esta manera un día vimos que Serra, ¡ aquellas montañas lejanas de Serra!, quedaban dentro de nuestro radio de acción. Evidentemente El Palmar es una ruta plana, pero llegar al monasterio de Porta Coeli no entrañaba un desnivel positivo demasiado importante, y claro está, lo logramos.
Y entonces tocaba preguntarse: ¿hay algo fuera de nuestro alcance?, las propuestas de futuro son muchas y variadas. Ya se ha dejado caer la idea del Camino de Santiago o Pedals de Foc, pero la ruta, al menos para quien escribe, más apasionante es la travesía completa del Turia valenciano, desde Ademúz hasta su desembocadura. Una ruta que tenemos en proceso de estudio ya que con sus más de 300 kilómetros constaría de varias etapas.
Mientras llegan estos grandes retos, queremos instituir una ruta especial anual que compartiremos con nuestras sufridas consortes. Una salida de fin de semana a un lugar especial, ya sea por su dureza, lejanía, o significado, algo que aporte ese toque exótico a la vez que mágico que haga perdurar su recuerdo. Esta ruta especial tuvo su primera parte en el “fin de semana Rodanero” que recorrimos el año pasado, por aquel entonces sin el remolque, no nos planteábamos una ruta lejana. Pasar el fin de semana en la caseta de nuestros padres y gozar de un entorno conocido nos basto como primera experiencia. Este año nos llevó a tierras Castellonenses, la zona de La Tinença, sencillamente nos cautivo. Y para el próximo año ya hay alguna propuesta que, junto con otras que irán llegando tendremos que estudiar a fondo.
A lo largo de la temporada nos hemos caído, nos hemos metido en charcos, hemos perdido anillos y móviles y los hemos encontrado, hemos hecho rutas conocidas con pequeñas variantes que ni imaginábamos el deleite que nos han proporcionado. También nos hemos remangado el maillot para meternos en el taller y comenzar a hacer nosotros mismos el mantenimiento de las burricas. Casi sin darnos cuenta encontramos la solución al problema de ruidos que acechaban a las bicicletas desde su estreno, y que ni la casa que nos vendió las bicis, ni sus viajes a la fábrica en Francia lograron resolver. Eso nos animó a buscar las soluciones por nosotros mismos, máxime cuando después de llevarlas a un simple cambio de pastillas de frenos, volvieron en peores condiciones de las que habían llevado a su cambio. Nos queda mucho por aprender pues, casi no hemos hecho nada, pero lo importante es dar el paso y dejar de depender siempre de un mecánico profesional; hay pequeñas cosas y otras no tan pequeñas que podemos hacerlas por nosotros mismos, solo basta hacerse el ánimo y contar, eso si, con las herramientas y la pericia adecuada.
También se ha planteado, y este es el problema, un nuevo cambio de bicis. Tan solo estamos escribiendo la segunda parte de un año de cambios y ya estamos pensando en cambiar la raíz y el principio de todo esto. A este paso, el año que viene este anexo se llamará:” un año de cambios del segundo ciclo de un año de cambios”. Esto suena muy complicado. Creo que el cambio de bicis deberá esperar algo más.
Este blog que estáis consultando ha recibido en menos de dos años más de 5000 visitas, las casi 50 rutas que hemos subido tienen gran parte de la culpa de esto. Algunas de esas subidas son anexos de rutas ya existentes, pero eso no las hace necesariamente rutas repetidas pues, los cambios que acontecen esos anexos las hacen merecedoras de una crónica propia y por tanto merecen una revisión.
Nos alegra este gran número de visitas. Como decíamos al principio, esto nació como una aventura muy particular, con el tiempo esta evolucionando, rutas que tomamos de otros a fin de perfeccionarlas si cabe, o bien creamos nosotros mismos para compartir con todos lo que quieran realizarlas y sentirlas con las intensidad con la que nosotros lo hacemos. Este esta siendo nuestro particular y propio espíritu de grupo.
Disfrutar entornos y darlos a conocer, compartirlos y con ello hacerlos más grandes, más asequibles, más cercanos. Sabemos del riesgo que a veces comporta esto, son obvios, pero también sabemos que los caminos ya estaban ahí, que no los hemos hecho nosotros, que no compartirlos no hará que queden intactos para nosotros el día que queramos volver a recorrerlos. Sabemos que no compartirlos es, en ocasiones, perder esos caminos. Siempre hemos pedido respeto y lo seguimos pidiendo. Con él llegaremos lejos, todos juntos, por esos caminos que hoy nosotros ponemos a vuestra disposición y que mañana tomaremos de otros bikers amigos.
En fin, os desglosamos a groso modo las cifras que han escrito este año.





Balance 2008 Roda i Pedal
Pues bien amigos míos, parece que fue ayer y ya estoy aquí de nuevo diciendo aquello de : “Bona
nit bikers”, y pasar a resumir lo acontecido durante este otro año de entrañable pedaleo en conjunto, que no ha sido poco.
Vamos pues con los resúmenes de lo que ha dado de si este 2008 que ya termina, y que al igual que el pasado 2007, empezó cargado de emociones y siguió regalándonos semana a semana multitud de vivencias (sustos aparte, que también los hubo) a lomos de nuestras veneradas “burricas” que, todo hay que decirlo, pronto cumplirán 2 añitos, vamos, en términos humanos podría decirse que han entrado ya en la tercera edad, aunque eso sí, superados los primeros achaques se encuentran en una envidiable forma, aunque inevitablemente pronto o temprano (digo bien) habrá que ir pensando, eso si, muy a pesar nuestro, en su inevitable relevo allá por el muy lejano 2010.

Si el pasado año fueron 2400 los kilómetros recorridos, nadie hubiese pensado que el presente,
Roda i Pedal iba a rebasar el listón cuya marca parecía insuperable, contando con que el año en
curso ha tenido las mismas semanas que el anterior.
Pero para este grupo de, diría yo, “insensatos del pedal”, nada parece imposible; hemos llegado a
los 2720 kilómetros recorridos tras las 54 salidas efectuadas, lo que supone que nos hemos pasado bastante más de 200 horas, o lo que sería lo mismo, más de 8 días enteritos con sus días y sus noches con las posaderas sobre nuestros sufridos sillines, no es de extrañar que el callo traseril nos haya aumentado algún que otro milímetro y que hayamos destrozado alguna que otra badana tras varios centenares de miles de pedaladas. Esto hace que las 28 rutas publicadas este año nos dejen un perfil medio de ruta de: 51 kilometros recorridos, 625 metros de desnivel positivo y más de 66 de IBP.
Cabría igualmente destacar que de los casi 200 bocatas que devoramos entre todos (mandarinas
aparte) y los muchos, muchísimos litros de cerveza que aplacaron nuestra sed frente al esfuerzo
(siempre bastante por encima de los doscientos y mucho pico; rutas+base) este año los primeros han sido de “espaldillo” que no de “sobaquillo”, pues cambiamos la costumbre mundana del “bareto” por otra a la que podríamos denominar del “chepeto”, o sea, transportarlos en la chepa haciendo uso de las camel back, que en ocasiones más que camels diría yo parecían “bufals” back, por el peso que algunas semanas nos cargamos en el lomo.
No sería del todo objetivo si obviase el único aspecto negativo que por supuesto, también lo hubo.
Prueba de ello fueron las temidas caídas, dato el cual y desgraciadamente igualamos al 2007, por lo tanto, cinco fueron las veces que mordimos el polvo y de forma incluso más aparatosa que el pasado año, eso si, sin mayores consecuencias que algún que otro rasguño y moratón del ocho. Hubo pues tanta suerte o más que en el 2007, pues alguno de nosotros no llegó por fortuna a tal extremo, todo ello sin contar que el riesgo fue bastante más alto por lo novedoso, intrépido y complicado de muchas de las rutas recorridas. También como es lógico, superamos al 2007 en pinchazos, pues fueron 11 las veces que parcheamos nuestras ruedas, aunque por fortuna ni una sola avería mecánica nos apartó de nuestro objetivo semanal.
Os decía el año pasado por estas mismas fechas que habría que cargar baterías para superar lo
recorrido, pero a la vista está que las cargamos y “de valent”, tanto que un poco más y
recapacitando a estas altura de año, hasta puede que nos hayamos pasado de recarga, por lo que
habrá que tener cuidado de no reventarlas el año venidero.

Muchas fueron también las cimas conquistadas en las alrededor de veinticinco nuevas rutas
recorridas, y muchos los vértices que se rindieron a nuestros pies y cuyo noble saludo merecimos, cuestión que por otra parte les obligará de por vida a rendir pleitesía a cualquiera de los componentes de este Roda i Pedal que ose tornar por sus dominios (que osará...), pero muchos, muchos más han sido los caminos que sucumbieron al ritmo de nuestro incansable pedaleo; nada fue más placentero, nada más reconfortante que saber que allí estuvimos todos a una.

Caroig, Mirasol, Paridera, Molinos, Calicanto, Rodana, Ermita; Montdúver, Negrell, Rebalsadors,
Rabassadors, , Moluengo, Guarda; Creu y Cullera, (creo que no me dejo ninguno), han sido los
vértices conquistados, sin contar alguna que otra cumbre carente y no por ello igualmente
merecedora de tal distintivo. De todos esos lugares guardamos un silencioso y mudo testigo como
muestra de nuestro paso y como no, casi 5 horas de video y las “poco más” de 3334 imágenes que con venerable paciencia (que remedio) me dejasteis capturar a lo largo de todas las rutas recorridas en 2008.

Cabe igualmente destacar algo novedoso que iniciamos de soslayo en el 2007 en un querido por
todos asentamiento de Villamarchante, hecho que hemos sabido continuar por todo lo alto en el
presente año, como fue la salida en compañía de las chicas a la ruta de la Tinença, cuyo inolvidable fin de semana perdurará para siempre en mi memoria, aventura que espero y deseo podamos repetir cada año cual ritual mágico que acreciente y fortalezca nuestro espíritu de grupo y amistad, por lo que habrá que ir pensando en fechas y nueva ruta “especial” para el año entrante; ¿no os parece?

Visto lo vivido, supongo que compartiréis conmigo que ha sido un grato privilegio, por no decir un
orgullo, mentar que estuvimos allí, compartiendo la gloria de haber llegado hasta lugares donde no muchos lo han hecho en compañía de nuestras máquinas de metal, a base de tesón, esfuerzo y
sufrimiento, cóctel que supimos sabiamente transformar en ocasiones en largos silencios que
destilaban tanta euforia como felicidad y gozo. Esto ha sido a grandes rasgos, el fiel balance de lo
que a mi modo de ver el año que agoniza nos deja... ¿como diría? .... “entre ingle y tobillo”; así es ná.

Solo cabe pues esperar que seamos capaces ya no de superar, sencillamente de mantener un buen ritmo, sin olvidar que “el animal es fa vell” y que en escasamente dos años hemos acumulado casi 3000 kilómetros por pierna, pedal y biker, así que por lo tanto cuidadín.
Bien, solo me queda ya desearos todo lo mejor para el año que en breve dará su comienzo, con la
esperanza y el ferviente deseo de poder seguir compartiendo sobre todo, emociones de pedal
siempre a ritmo de unas buenas birritas, como no, compartidas en la mejor de las compañías que
para mi es sin duda, la de vosotros tres.
Feliz año y un fuerte aunque cibernético abrazo para Luís y Kike, (and wifes, of course) porque “al torito” o sea, a mi querido hijo Carlos ya se lo doy yo de verdad y de vuestra parte.
Nos vemos cuando nos miremos...... por esos caminos solitarios
Roda i Pedal

viernes, 26 de diciembre de 2008

Crónica Pla de LLuc- Monasterio de Sant Espírit- Castell de Serra.

"Nosaltres no tenim res a guanyar en la nostra aventura, res que es compti o que en trèiem un benefici econòmic. La nostra acció és pura. Aquesta puresa és la seva única raó de ser.; la nostra riquesa. N’estem orgullosos."
Georges Sonnier. Où règne la lumière.

"Pero mira como frenan los discos en las bajadas…pero mira como frenan los discos de las bicis, frenan y frenan y vuelven a frenar, a los discos de las bicis por volver a bajar… "

En esta ruta navideña, queríamos cantaros un villancico a modo de deseo de felices fiestas y un gran año 2009 por delante, así que mientras cantamos, hemos preparado una ruta por la Calderona para ir ampliando nuestro conocimiento sobre la zona.
El consabido Pla de Lluc era principio y final de la rodada… ya casi tenemos plaza reservada en el parking que, a decir verdad, hoy no estaba muy concurrido, aunque con esto de las fiestas nosotros llegábamos hoy con casi una hora de adelanto sobre lo que acostumbramos a llegar.
Las nefastas previsiones meteorológicas aconsejaban, y las vacaciones de todo el grupo permitían, un adelanto a la jornada del viernes para poder escapar de las más que previsibles lluvias que llegarían esta misma tarde. Ayer antes de la comida de navidad y con una llamada telefónica se cambiaron los planes, y se adelanto toda la intendencia al día de hoy. Hoy nos ponemos en marcha casi con las primeras luces ya que el día aún no ha despuntado por completo.

Ya en lugar de costumbre donde aparcamos, desmonte de las burras y unos estiramientos para entrar en calor con este fresquito “diciembrero” que nos está castigando en las últimas semanas…., normal por otro lado y más, este fin de semana que resulta ser el primero del solsticio de invierno. Comenzamos el pedaleo en dirección a Serra por la carretera, poco tráfico nos encontramos en esta conocida vía, de ahí que sigamos transitando por ella en cada ocasión que venimos por aquí. La rodilla de Luis, y el amago de lumbago de Kike, hacen que la enfermería esté a tope, pero afortunadamente nadie se borra de las rodadas programadas… afortunadamente nadie del grupo es futbolista porque sino…

Vamos subiendo y bajando al compás de la carretera. Al llegar a Serra, y con visión directa del castillo alzándose en su particular altozano, cogeremos el primer desvío a la derecha por encima de un puente sobre un barranco y comenzaremos rápidamente a subir. Enseguida nos daremos cuenta de lo que nos espera en esta ruta. Los caminos discurren por una zona de rodeno muy meteorizado, que dejara las bicis llenas de polvo rojizo y a nosotros también, pero el problema como intuimos, no estará en como acabaremos de rojos, sino en el estado de los caminos que con este tipo de terreno, suelen estar llenos de piedras sueltas y machacadas que nos obligarán a tirar de potencia en gran parte del recorrido, pero eso ya lo iremos contando. Seguimos viendo el castillo en muchos momentos de la subida, y como era de suponer, las fotos que inmortalicen el lugar no se hacen esperar, pero conforme ascendemos las vistas van ampliándose sobre el horizonte. La “Mola” de Segart se muestra desafiante ante nosotros, pronto nos daremos cuenta de nuestro error, no se trata de la Mola sino de La Moleta.
Vamos bordeando este pico hacia el sur, y pronto llegaremos a la senda que baja hacia un mirador con paneles interpretativos de la zona. En este tramo de senda tendremos que bajar de la bici por primera vez en la jornada, esto se hará una constante en la segunda parte de la ruta, pero antes de eso veremos también a un grupo de bikers que al igual que nosotros también se ven obligados a echar pie a tierra, por lo tanto a la vista está que no somos los únicos en tener dificultades en este tramo, cuestión lógica por otra parte visto el estado del sendero por el que transitamos, prueba de ello es que aún en esta senda, la nikoleta saltará de su funda y de puro milagro no la perderemos, si en lugar de quedarse en el camino llega a caer por la pendiente y queda fuera de la vista vete a saber donde buscar.
Poco después llegamos al mirador, un par de carteles indicadores nos ubica ante lo que estamos viendo, de aquí nos dirigiremos hacia el Pi del Salt, un monumental ejemplar por fortuna protegido; a su lado otros pinos de más de cincuenta años parecen enanos.

Este paraje, junto a la antigua cantera está delimitado por una cerca de madera con panel interpretativo de la explotación canterera. Preciosas vistas de la Mola al fondo junto con las montañas circundantes. Nos dirigimos ahora hacia la pinada del Salt, poco después llegaremos al barranc de Meliquet, en este se encuentra, en época de lluvias el Salt; es un impresionante depresión del terreno que se precipita hacia abajo, de manera más pronunciada a tenor de los picos que lo rodean.

Llegamos a un tramo de descenso que nos llevará hasta el paso sobre el barranco que da inicio a la subida al Pic de L´Aguila. El ascenso será tortuoso por lo machacado del terreno. Afiladas piedras de rodeno saliendo del suelo, las que ya están sueltas abonan el camino de tropezones de todos los tamaños. La fuerte pendiente unida a las dificultades para avanzar que ponen las piedras, nos hará perder la trazada buena y echaremos pie a tierra en más de una ocasión, aunque algún que otro valiente afortunado encontrará la trazada correcta entre los pedruscos a base de potencia. Llegaremos arriba para contemplar unas soberbias panorámicas, aunque levemente deslucidas por la bruma que cubre las distancias, cuestión que no evitará que nuestro reportero gráfico le de al “click” entre pedalada y pedalada.
Aun así nos deleitaremos contemplando la estrecha lengua de terreno entre el mar y la Albufera, muy entre la bruma aún adivinaremos a ver la Serra de les Rabosses y algo más allá el Mondúver.
Desde aquí, ya en descenso nos dirigimos hacia el monasterio franciscano de Santo Espíritu del monte, fundado en 1404. Aquí os dejamos un interesante enlace del lugar: http://www.santoespiritu.org/
Atravesaremos la pinada que hay antes de llegar, este será el mejor tramo del camino, en algunos sitios, cubierto de pinocha que suaviza el rodar y silencia nuestro paso por aquí. Multitud de sendas se entrecruzan en el mullido y suave suelo de este espeso pinar.
Enseguida encontramos los muros del monasterio. Pararemos en la fuente del Beato Nicolás Factor, al lado del monasterio, junto a las mesas de pic-nic, para almorzar con la compañía de un “lindo gatito” que intentará hacerse amigo de Salva. Tras el almuerzo, visitaremos la plazoleta del monasterio y nos haremos unas fotos de grupo junto al templo.
Contemplaremos el reloj solar y el vía crucis de cerámica de Manises (intuimos). Desde aquí veremos a lo lejos y entre las montañas, las murallas del castillo de Sagunto, cuya imagen capturamos sin dilación.

Comenzamos la segunda parte del camino. Ya en la bajada junto al parking, giraremos a la izquierda para adentrarnos nuevamente en el monte. El paso junto a esta montaña coronada con una gran cruz, nos hará mirar hacia arriba y contemplar la angustiosa erosión de la montaña que dejará al descubierto formas imposibles sobre los gigantescos bloques de piedra de rodeno.
Entre ellas crecen imparables las paleras, con sus pinchos protectores de la humedad que atesoran. Llegaremos a un inmenso naranjal, antes habremos tenido que superar una imponente rampa que nos pondrá a prueba. Deseamos haber dejado atrás la parte más dura de la jornada, pues la rampa es de aupa y además ya estamos volviendo hacia el punto de inicio y final de la ruta. Pero eso, tan solo es lo que deseamos, la realidad dista mucho de nuestros deseos. Enseguida la martita nos mete por “un caminito” a la izquierda que parece se acaba a los 50 metros, pero no, en lugar de acabar se adentra casi por el monte; hay “abierto” un camino (o mejor dicho, un proyecto de camino) que todavía deja ver las raíces de árboles y arbustos que hasta hace poco estaban aquí. La tierra fresca, marrón-rojiza y rebosante de sustratos, así lo cuenta. Además este camino esta lleno de ramas y restos de vegetación de una poda intensa pero reciente. “Transitamos” como podemos esquivando ramas y piedras, la pendiente se vuelve a ensañar con nosotros en medio de esta tortura de camino, algunos optan por el pie a tierra por enésima vez y solucionado el problema, parece que hoy vamos a andar más de lo que vamos a pedalear.
Ya estamos a la misma altura de la montaña de la cruz, las dos rampas brutales que acabamos de dejar atrás nos han puesto en una cota de altitud notable. Un nuevo giro del camino nos pondrá de frente a la Mola de Segart y la tendremos así durante mucho rato, pudiendo apreciar su accidentada y característica orografía.
Poco después tendremos a la derecha visión directa del pueblo de Segart, acurrucado en el fondo del valle al abrigo del Garbí al norte y la Mola al sudoeste.
El Garbí nos muestra su característica más conocida: las líneas de estratificación a lo largo de toda la cordillera. Esta línea cambiante de color es uno de los distintivos de esta legendaria montaña valenciana.
Tras ella asoma el Alt del Pi, inconfundible con sus antenas. La bruma se empeña a lo largo de todo el día en cubrir con su velo neblinoso las impresionantes panorámicas que estamos viendo. Continuamos pedaleando para pasar otra vez al término de Serra. Iniciamos una pronunciada bajada hacia Segart, esto nos huele mal pues, todo lo que baja….acaba subiendo. Y efectivamente, al poco, un camino a la izquierda nos pone nuevamente mirando al cielo. Pegados a la falda de la Mola por la vertiente norte, nos metemos entre pecho y espalda otra de esas rampas que recordaremos con gusto… Asomamos al otro lado de la ladera con unas increíbles vistas hacia el valle de Serra y la planicie aluvial del Turia. Más allá. A lo lejos, los montes de la Sierra de los Bosques y, a nuestra derecha, la continuación del macizo de la Calderona fundiéndose con Javalambre, más en nuestra imaginación que en nuestra vista, debido a la bruma. Salta a nuestra vista el edificio del albergue Betania, pero lo más singular es una casa edificada en lo alto de una loma con una singular belleza. Seguimos atacando la rampa pues, esta no se ha terminado aún, volcando el peso en el manillar y con todo el desarrollo, deseamos no tropezar con una piedra que nos obligaría otra vez a descabalgar de la bici. Tramos de asfalto entre el camino pedregoso facilitan la tracción de las ruedas y dan idea del desnivel del tramo. Por fin arriba nos dirigimos hacia la carretera de Segart hacia el Garbí y el Alt del Pi, no llegaremos a ella, giraremos a la izquierda poco antes para seguir por este terreno roto y rompe piernas que nos acompañará a lo largo de toda la jornada. Ya nos lo anunciaba Luis al poco de iniciar la ruta su perfil, pero ni el peor de los sueños hubiéramos imaginado lo que nos esperaba. El continuo subir por terreno machacado, las escasas bajadas, las escasísimas pendientes limpias donde poder disfrutar y oxigenar un poco, están causando estragos en nuestro ánimo, que no en nuestras fuerzas, pues hace rato que de eso ya no tenemos.
Otra rampa brutal, por lo que habrá que poner la reserva. Esta nos sitúa sobre el barranc del Meliquet encajonado entre La Mola y La Moleta, con unas soberbias vistas, también encajonadas, sobre el Golfo de Valencia.
Nos estamos aproximando al Castillo de Serra. Ya se deja ver en alguna curva del camino.

Más subidas, más baj…, más subidas. Como decía Salva, ni siquiera llegan a ser bajadas completas. ¡¡¡¡Dios mío, no siento las piernas!!!!! A estas alturas ya no sentimos nada, estamos más allá del sufrimiento, anestesiados. Así que siguiendo el cartel del castillo y la fuente de la Umbría, afrontamos las rampas que nos llevan hacia el castillo con la tranquilidad de saber que, más tarde que pronto, se acabarán.
Por fin llegamos a la explanada del castillo. Unas mesas y zona de aparcamiento junto al sendero que sube hacia las ruinas del castillo musulmán construido alrededor del siglo XI. Este sendero en total estado de abandono, será una difícil prueba a superar con las zapatillas de bicicleta. Subimos con todo el cuidado que las placas metálicas de las zapatillas nos dejan, por este acantilado de piedra de rodeno, serán unos 50 ó 60 metros de desnivel pero que parecen más por el estado del sendero. Arriba, las vistas acongojan. Es un todo hacia el valle del Turia. Hacia el norte, la propia Serra Calderona nos impide la visión. Como ya hemos dicho, hoy no hay mucho que ver, por la opacidad de la atmosfera cargada de humedad. El intenso frío que nos ha acompañado a lo largo de todo el día, se hace patente aquí arriba en cuanto nos paramos un segundo. El sudor se enfría rápidamente y el frío nos hace ponernos nuevamente en marcha. Foto de grupo que constate nuestro triunfo sobre otra montaña. Nos apresuramos a bajar para poner otra muesca en el sillín. Por fin, excepto alguna pequeña pendiente que ya sabemos insignificante todo será bajada hasta el coche, bien nos lo hemos ganado.
Emprendemos la marcha hacia abajo para pasar junto a la fuente de La Umbría, un coqueto paraje en medio del bosque con una buena diversidad arbórea.
El agua que baja por la ladera de la montaña a orillas del camino, crea este espacio de verdor y humedad en medio de este monte de árido rodeno. Una rápida parada para ver el lugar y continuamos rápidamente bajando hacia la carretera de Serra, estas primeras horas de la tarde hacen que nos crucemos con pocos coches en esta ya de por si, no muy transitada carretera. Además la velocidad que alcanzaremos nos hará quitarnos este tramo a una velocidad que, más que temer disfrutaremos. Una vez en la carreterita de vuelta hacia Pla de Lluc, nos reagruparemos para comentar entre sonrisas la excepcional bajada que acabamos de marcarnos. Impresionante. Llega el momento de hacer balance en los últimos tramos de la rodada de hoy, pensamos en la excepcional dureza de esta ruta que, no esperábamos ni de casualidad aún habiendo estudiado el perfil. Llegaremos al coche para juntar nuestras manos y al grito de Roda i Pedal, felicitarnos mutuamente y sentir la satisfacción ante tan dura prueba superada, junto a la inestimable compañía de los que hacen más grandes cada una de nuestras rutas, los compañeros.
Ya de camino a la base iremos repasando, con esta última rodada del año, lo que ha sido un excepcional año de disfrute pedalístico y deleite paisajístico, todo ello firmemente tejido con una incombustible dosis de amistad.
Y hoy por ser la última del año, permitidnos para finalizar ésta crónica, una cita de Miguel Hernández que todo quien transite por estos lares deberá tener siempre presente, dice así:
“ En nombre de los bosques, yo maldigo a quien toma venganza, árbol, contigo “
Esperamos y deseamos para todos, que el 2009 traiga mucho más de lo mejor de este año. Ánimo que todavía quedan muchos caminos por recorrer.

Track en Rutes de Roda i Pedal

sábado, 20 de diciembre de 2008

Crónica ruta del Saler a la ermita dels Sants


Solemos comenzar nuestras crónicas con una cita, hoy no será una excepción, pero una vez transcrita y, viendo la singular belleza del conjunto a reproducir, hemos creído conveniente dejarla tal cual. Tal y como comentábamos in situ, se pueden dejar al margen las connotaciones religiosas y disfrutar igualmente de belleza y la paz que inspiran estos lugares; la armonía del entorno y el sosiego que nos brindan al atropellado ritmo de vida que nos hemos impuesto, contribuyen a calmar nuestro espíritu y darnos un poco de descanso. Por eso, en cuanto vimos la frase, sabíamos que estaba destinada a ocupar un lugar de privilegio en nuestra aventura impresa, que sin más pasamos a relataros.
Ya pensábamos antes de comenzar en mostrarle a Carlos los increíbles rincones de la Devesa del Saler, pero una vez más eso no fue posible, parece que está gafado con esta ruta, así que ahí estábamos los tres mosqueteros dispuestos a atesorar recuerdos para contárselos después y así ver si a la tercera va la vencida, pues visto de nuevo lo hermoso del camino recorrido volveremos a aventurarnos por estos lares a no mucho tardar.
Aparcamos junto a la antigua escuela de estibadores junto al restaurante con forma de barco. Cogemos el carril bici hacia el Saler para discurrir por la Devesa hasta llegar al lago, decidimos almorzar aquí para que no se nos junte demasiado con el bocata de la comida, bueno, eso quien lo haya traído, y es que los hay despistados.....
El fresquito mañanero, unido a la humedad al borde del mar hace que estemos helados como pocas veces encima de la bici, con el bacheteo del camino no se nota que estamos temblando, mejor así, pero hace un frío que pela. Volvemos a alucinar con la increíble pinada que estamos transitando y las paradas fotográficas no se hacen esperar.
Rincones mágicos, casi místicos, escondidos en las sombras y rincones de este espeso pinar.

El tránsito por los caminos de madera en medio de la Devesa inundada, o bien entre las estrechas sendas sumergidas en el pinar, hacen de este paseo una autentica gozada que disfrutamos tanto o más que la primera vez.


No nos cansamos de mirar y comentar con asombrosos calificativos, las excelencias del paisaje. Son constantes las paradas para hacer fotos y no podemos dejar atrás a nuestro reportero pues, entre tantos recónditos caminos se nos perdería, y no queremos quedarnos sin fotos del resto de la jornada.

Llegamos al lago del Estany con algo más de calorcito en el cuerpo. El Sol, reacio a calentarnos un poco cuando nos hemos puesto en marcha, se ha apiadado de nosotros y nos manda algo de calor.

Nos acomodamos en las mesas bajo unos pinos con visión directa del estanque, para calzarnos el primer bocata del día, hoy no tenemos prisa por regresar y eso nos permite hacer una ruta más larga, o bien dedicarle más tiempo. Las bonitas estampas que vamos descubriendo, hacen que no podamos almorzar alejados de la nikoleta, esta salta constantemente a nuestras manos obligándonos a dejar precipitadamente el almuerzo.

Nos ponemos nuevamente en marcha por la orilla de la Gola de Puchol, después otra vez inmersos en la pinada, nos dirigimos hacia el campo de golf para transitar por carretera hasta el Perellonet; en la rotonda a la derecha para entrar de lleno en los arrozales. Y nunca mejor dicho. Al poco una valla nos cierra el paso, creemos que es broma, pero nada más lejos de la realidad. El camino está completamente anegado. Consultamos a la martita y vemos otro camino a la derecha que tendría que empalmar con el que queríamos tomar, así que lo seguimos a ver hasta donde podemos llegar. Los charcos se tornan poco a poco piscinas.

Surfeamos más que ciclar la superficie del agua para llegar hasta un canal al final de este camino. A la derecha encontramos una compuerta y fin de camino, al darnos la vuelta una “ratita presumida” del tamaño de dos conejos se pasea con la tranquilidad de estar en su casa, esperamos hasta que decide privarnos de su compañía metiéndose entre la vegetación ribereña del canal.

Cogemos el otro camino, a la izquierda para ir entre el canal y un campo de arroz. Los patos ni se inmutan ante nuestra llegada, tan acostumbrados al sigilo de los cazadores, estos ruidosos visitantes no les infunden temor. El GPS nos dice que estamos cerca de conectar con el camino que queríamos; bien. Bien chungo se nos presenta el panorama al llegar al puente sobre el canal. El camino esta ahí, pero debajo de unos cuantos palmos de agua. Para colmo, el amenazador ruido de disparos de escopeta no nos alienta a intentar cruzar. Eso nos obliga a volver casi hasta el lago y tomar la carretera de El Palmar, muchos kilómetros atrás. Este contratiempo no hará que nos cabreemos como burros o despotriquemos ante nuestra mala suerte, como hemos dicho otras veces, hasta que no estás en el camino no sabes a que te enfrentas, y cabrearnos no hará más que fastidiarnos la jornada. Así que, al mal tiempo buena cara. Pues nada, manos a la obra… digo, pies a los pedales.
Hacemos todo este trayecto por carretera, el ancho arcén y el continuo transito de ciclistas nos anestesia la aprensión que le tenemos a la carretera. Llegamos al desvío y giro a la izquierda para continuar por carretera hasta el pueblo, que en realidad es una pedanía de Valencia. En este tramo ya tenemos visión directa de la albufera y de las pocas barracas que quedan en la zona. Una vez cruzado el pueblo nos dirigimos por los caminos que van entre los arrozales hacia Sollana y Sueca. Un mar de agua se extiende ante nosotros en todas direcciones. Es tal la borrachera paisajística que, esta belleza se duplica en la superficie del agua para mayor deleite de estos ojos ávidos de paisaje típico valenciano.

Serpenteando por estos canales de asfalto, dejaremos atrás multitud de pescadores que pacientemente esperan el ondular de la caña que les indica la buena suerte. También dejaremos atrás un tractor removiendo el lodo, del fondo de un campo preparándolo para el cultivo. Las aves, que por millares se acercan a comer, levantan el vuelo cada pocos segundos siguiendo la estela del tractor, que les sirve en bandeja los manjares sumergidos.

El alboroto es ensordecedor y delicioso a la vez. Dejaremos atrás un enorme sauce que desde su colosal altura domina el paisaje, erigiéndose involuntariamente, o no, en guardián y vigía del arrozal.

Y, dejaremos atrás, afortunadamente a varios ca…rabasses que creyéndose en un circuito de velocidad, circulan por estos caminos a velocidades incongruentes. Lo que no dejaremos atrás, pues lo tenemos siempre a la vista delante nuestro, es el perfil de la Sierra de Corbera y la de Les Rabosses dibujándose en los dos horizontes que hoy tenemos.

Dejaremos atrás, esta vez de manera involuntaria El Ullal de Baldoví, os dejamos un interesante enlace de este precioso paraje:
http://www.cma.gva.es/comunes_asp/documentos/agenda/cas/tripticocastellano.pdf

Ya hace rato que tenemos delante la vista de nuestro lugar de destino, pero conforme nos acercamos, la pequeña atalaya se muestra coqueta, altiva y majestuosa a la vez que orgullosa dominando el paisaje.

La muntanya dels Sants, con sus apenas 27metros sobre el nivel del mar, se muestra como fortaleza inexpugnable en su altitud, dada la vasta planicie en medio de la cual se eleva. Imponente estampa la de este altozano enmarcado en las recortadas alturas de la anteriormente citada Serra de Corbera tras ella. O bien flanqueada por esta y la Serra de Les Rabosses según vamos avanzando. No hay pedalada que no tenga su propio encanto, para buscar el encuadre que inmortalice este rincón del parque natural de la Albufera. Llegamos a la base de la montaña, contrasta su granítica presencia en medio de esta planicie de agua y lodo.
Las lejanas y a la vez cercanas Serras que comentábamos, debieron dejar caer un guijarro que rodando rodando llegó hasta su actual ubicación.
Ponemos todo el desarrollo, pues de inicio las rampas son brutales, colosales; las pedaladas se suceden con estroboscópica lentitud..., ay no, esto no era de esta crónica…
El camino asfaltado nos lleva al pie de la escalera que sube a la ermita. A la izquierda vemos un camino de tierra al que llegamos atravesando un pequeño prado y sorteando unas piedras que serán a fin de cuentas el mayor obstáculo de la ruta.

Un par de zonas de merendero al abrigo de la montaña, constituyen otro de los atractivos de este lugar. Llegamos arriba por la parte de atrás, aquí si que hay una pequeña rampa que nos obliga a volcar el peso sobre el manillar para que la bici no se encabrite con la potencia de la pedalada, nada que nos deba preocupar en todo caso. Llegamos a la parte delantera para toparnos de golpe con la delicada y bonita arcada que forma la entrada.

Lastima que esté cerrada, pero el cartel pegado en la puerta es lo que sirve de entrada de esta crónica, no podría ser más oportuno. Foto de grupo con los arrozales al fondo antes de reponer fuerzas con el bocata y la cervecita que apacigüe la llamada interior. Tremendas vistas de las montañas, mucho más cercanas de lo que creímos.

Cullera está a solo un tiro de piedra, y la idea de llegarnos hasta allí empieza a rondarnos la cabeza. Son las 15.00h. cuando nos ponemos otra vez en marcha, lo avanzado de la tarde nos obligará a no demorarnos mucho en el tramo de vuelta ya que, se hace pronto de noche y hay que cargar el remolque. Pero cuando empezamos a alejarnos de la muntanya, observamos la indicación del GPS que nos muestra el Ullal de Baldoví.

No podemos dejar pasar la ocasión y nos acercamos a él, está a tan solo 200 metros. Por suerte no nos lo hemos vuelto a pasar. El rincón es simplemente precioso. Al acercarnos, un buen número de aves levantan el vuelo y se alejan en busca de la protección que ofrece la distancia. Más fotos de la ermita, de las montañas, de los arrozales… hasta que las pilas dicen hasta aquí. Bueno, esto hará que la vuelta no nos retrase mucho pues, ya no hay excusa para parar. Volvemos por el mismo camino hasta El Palmar, aquí tendremos una discusión con un conductor, que desconocedor de la normativa de circulación referente a los ciclistas, nos dice que no podemos ir de dos en dos…pero claro, como coche, sí que puede parar en medio de la carretera para decirnos esto, y encima sin conocimiento del código. Como nos hubiera gustado verle la cara al llegar a casa y comprobar quien tenía la razón. Aquí reproducimos el párrafo referente a este tema en la nueva normativa del código de la circulación de la DGT de septiembre del 2006:

[Circular en grupo, pero no en pelotón: Se permite a los conductores de bicicleta circular sin mantener la separación entre ellos, extremando la atención a fin de evitar alcances entre los propios ciclistas. Además, no se consideran adelantamientos los producidos entre ciclistas del mismo grupo. Podrán circular en columna de a dos como máximo, siempre lo más a la derecha posible de la vía y colocándose de uno en uno en tramos de poca visibilidad. En autovías sólo podrán circular por el arcén, siempre que sean mayores de 14 años y no esté prohibido por la señal correspondiente. Cuando se prohíba su circulación un panel indicará el itinerario alternativo.]

Aclarado el tema seguimos, poco después llegamos a la carretera CV-500 y vamos hacia Valencia, al llegar a la entrada del lago nos salimos a la derecha y nos volveremos a adentrar por la pinada, aunque esta vez más pegados al mar. Ya sin transito y con la comodidad de rodar en grupo, vamos haciendo repaso de la jornada y disfrutando de los puntos de vista de los compañeros. Llegamos al remolque para dar por concluida una rodada que, como nos viene sucediendo últimamente, no hemos podido completar tal como estaba prevista, aunque eso, no le ha quitado ni un ápice de interés, diversión o disfrute a esta jornada de sábado que como las anteriores atesoraremos para siempre.



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