domingo, 3 de febrero de 2008

Ruta Carasol - Les Rodanes

"La muntanya és així. Es fa valer. Demana el tribut d'un esforç i una suor que moltes persones jutgen excessius. Però, quan us ha lliurat el seu encís, qualsevol cost el teniu per un guany."
Antoni M. Casas i Ferrer.
Ya antes de salir de casa el día prometía. Desayunando frente a la ventana con la vista perdida en el horizonte, contemplaba sin pensar, con total nitidez las montañas de La Calderona que se mostraban resplandecientemente limpias en las últimas luces del Alba, antes de morir a manos de un sol radiante que en pocos minutos inundaría el firmamento.
Pues con esas me puse en camino mientras amanecía para llegar a Manises y reunirme en la base con el resto del grupo. A las 09:00h en punto, nos ponemos en camino con la idea de hacer una ruta nueva de la unión de dos viejas conocidas, vamos a subir la Muntanyeta (Muntanya del Carasols) y de allí nos dirigiremos a Les Rodanes aunque eso si, sin coronar la Rodana Gran.
Fresquito mañanero y primeros parones para ajustar la flamante Cannondale que hoy nos acompaña pues, con la nueva marcha de una de las titulares a Francia para intentar curarla de una vez por todas, la novata no acaba de acoplarse a nuestras exigencias. Vamos comentando las bondades de la máquina cuando tenemos que volver a parar para nuevos ajustes, con ellos llegamos a la Cova y vamos ganando ritmo, al poco, giro a la izquierda para llegar al polígono de Manises y cruzar la pasarela que nos llevará junto al límite del aeropuerto, bordeando este perímetro giraremos a la izquierda dirigiéndonos a la urbanización de La Mallá y desde aquí por debajo del By-pass para ir encarando la primera cumbre del día. Ciñéndonos al contorno de la montaña transitamos entre esta y los naranjos que aun con sus frutos en el árbol tiñen de color los verdes campos que aún quedan por aquí y que no han sucumbido todavía al ímpetu urbanístico en forma de urbanizaciones o polígonos industriales que tanto proliferan por la zona.

Mientras pedaleamos, aleccionamos sobre la marcha a Carlos que es el único del grupo que no ha subido este Altozano, a la par que vamos distinguiendo cumbres en la distancia, pues como decíamos la visibilidad es altísima. Dudamos de la ubicación exacta de las cumbres que divisamos, a las que atribuimos nombres más por deseo de localizarlas que por la certeza de haberlo hecho. Giro a la derecha y comienza la subida. Los perros de los chalets nos saludan con sus ladridos mientras comenzamos a acusar los primeros esfuerzos de la subida, seguimos por camino asfaltado que facilita la pedalada, enseguida nos encontramos con un gran perro en medio del camino, las pintas que tiene es de no haber roto un plato en su vida, pero con ese tamaño como lo haya roto...Nada, casi ni nos mira, estará mas ocupado en desperezarse que en desayunarse a uno de los cuatro. Ya estamos con todo el desarrollo metido para afrontar la última rampa asfaltada y girar, junto a la balsa hacia la derecha, y entrar en territorio biker con sus piedras y sus baches, que bonito. Carlos se adelanta y tenemos que ir desde detrás pegándole gritos "a la derecha y luego otra derecha y “parriba". El a lo suyo, nosotros a lo nuestro que es sufrir en cada subida. Buscamos el lado del camino con menos baches y roderas, pero no es fácil encontrarlo. Una vez superado este escollo viene la gravilla, pues al otro lado del camino, que hay menos. En la siguiente curva más gravilla, pero al ir a cruzar el camino nos encontramos con una imponente rodera en medio del camino con lo que nos toca tirar de potencia para pasar este tramo. Ganamos altura rápidamente y las vistas se magnifican sobremanera.

Un vistazo en la curva sirve para ubicar nuestra posición, curioso; vamos todos separados por la distancia de seguridad que tanto nos falta en las bajadas. Nos acercamos a coronar la montaña. Nos quedamos al finalizar la última rampa, en el lado sur para reagruparnos, hidratarnos y comenzar a deleitarnos con los paisajes asombrosos que vislumbramos.
Unas cuantas fotos y nos ponernos en marcha buscando la senda que sube al vértice geodésico. Antes nos cruzaremos con un par de quads, que todo sea dicho iban despacio, cosa que agradecemos sobremanera, no obstante permítanme recordarles a los usuarios de estos vehículos que debido a la brutal potencia de dichas máquinas, con tan solo un pequeño acelerón es suficiente para erosionar y degradar el terreno que todo compartimos y, que debido al pequeño tamaño de nuestras ruedas y a que la potencia de nuestras maquinas la generamos nosotros, no es fácil transitar por terrenos por los que ellos van rápido, tan solo les pedimos respeto y conciencia de que ese terreno también nos pertenece. Encontramos dicha senda que, por supuesto y como ya sabíamos no es ciclable, apenas si se puede subir andando con nuestro calzado. Dejamos las bicis aparcadas en unas bochas y enfilamos la subida. Hoy escondemos en nuestro track una pequeña "trampa", y es que, la subida al vértice también está contabilizada en el track, por lo que para una lectura biker la ruta está algo falseada, pues el IBP será mayor, al igual que la altitud acumulada, etc. Poca variación de todas formas por lo que nos hemos permitido la licencia, de todas maneras con el impresionante perfil que nos ha salido creo que se nos perdonará la jugada.

La llegada arriba es recibida con un murmullo de satisfacción y deleite. Las vistas son soberbias, si encima le unimos la tremenda visibilidad que el día nos brinda, tenemos por delante unos intensos minutos con nuestro buen amigo Stendahl. Situarnos junto al vértice y comenzar a disparar la digital es todo uno. Las fotos van cayendo a buen ritmo mientras nos vamos señalando las cumbres ya conocidas y nos damos razones para ubicar otras en la posición que deseamos. Veremos al llegar a casa si el Google Earth y los Atlas nos dan la razón, creemos que si. Seguimos inmersos en esta disertación cuando unas inmensas fumarolas blancas en la distancia nos hacen primero sospechar, y tras deliberación decidir que, las responsables son las torres de la central de Cofrentes.

Eso nos hace pensar con enorme satisfacción que nuestra cumbre de la semana pasada; El Caroig, será visible desde aquí. Pues nada, cambio de planes y a reubicar algunas montañas; si fuera tan fácil subirlas como moverlas.... No nos cansamos de mirar en todas direcciones y para comprobar si teníamos razón, decidimos hacer fotos de los puntos cardinales y luego comparar en casa con los mapas.




Ahora ya toca la foto de grupo. Preparada la cámara en nuestro trípode de viaje (nada menos que 50 años lo contemplan) posamos para inmortalizar el momento junto a otro vértice conquistado. Otra pequeña piedra nos acompañará para engordar la vitrina de trofeos.

Es aquí cuando toma fuerza una de las últimas ideas de Roda i Pedal; dando muestras de que nuestras sufridas chicas también participan de nuestra afición, en ocasiones aportan ideas que desde aquí les reconocemos y de las cuales les damos las gracias. La idea es la siguiente: siempre decimos de un modo simbólico que plantamos nuestra bandera en cada cumbre conquistada. A partir de ahora queremos que sea literal y para ello haremos nuestra bandera de semillas que pensamos plantar en las cumbres o bien a lo largo del camino, pues no se trata de plantar a cualquier precio, en primer lugar nos haremos asesorar por un botánico para ver que tipos de plantas son las más indicadas para cada lugar, o en su defecto algo que pueda servir para todos los tipos de cumbres sin que sea una especie invasora ( no vaya a ser peor el remedio que la enfermedad) con ello queremos colaborar un poco y en la medida de nuestras posibilidades al mantenimiento y recuperación de la flora, y de esta forma hacer de nuestra bandera un símbolo de respeto por la naturaleza que tanto amamos. Querríamos animar con esto y hacer cundir el ejemplo entre nuestros sufridos compañeros de pedaladas, pero también queremos pedir encarecidamente que se respeten las especies autóctonas, eso es fundamental, no sea que por querer hacer un bien al final sea un mal; si alguien se anima, pedir consejo a botánicos que nos indicarán como actuar, si no, con esforzarse por conservar nuestros bosques ya estaremos haciendo un bien incalculable.
Pues nada, con la idea tomando forma en la cabeza emprendemos el camino de bajada hacia las bicis. Parece que oímos sus lamentos por haberlas dejado momentáneamente abandonadas, pobrecitas, nos dan tanta pena que para compensar les vamos a dar un poco de caña de la que tanto les gusta. Nos lanzamos cuesta abajo para encontrarnos con los obstáculos con los que nos las vimos al subir, ahora saltamos sobre ellos pasándoles por encima con el ímpetu que requiere toda bajada a tumba abierta, todos sucumben a nuestras ruedas, y así, imparables, vamos acercándonos al final de la bajada, enlazaremos con el camino asfaltado y seguiremos para abajo, a la entrada de una curva tendremos el obstáculo más peligroso; el perro de antes sigue allí, pero ahora está tumbado en un lado del camino, con la velocidad que llevamos y él tumbado a la sombra y sin moverse se hace tan difícil verlo que luego comentándolo he sido el único que lo he visto, menos mal que todos trazamos por el lado bueno que si no, la montonera hubiese sido de escándalo. Ahora si que estamos abajo y nos incorporamos en la carretera a la derecha, izquierda y otra vez derecha hasta llegar al stop de la carretera Riba-Roja - Loriguilla, cruzamos y seguimos hasta otro stop, derecha y subiendo "ras" en la bajada izquierda camino de tierra "ras". Este camino tiene algunos charcos realmente asquerosos. El agua de un color rojizo, como si hubiera caído en ella aceite de coche. Todo parece rezumar de la ladera que a nuestra izquierda crece con tierra al parecer abocada (un terraplén artificial). Una pena, pues este panorama no deja el paisaje en buen lugar ya que el susodicho caldo va a parar a los campos de naranjos que crecen al otro lado del camino, no nos quedan muchas ganas de probarlas. Ya que hoy estamos con la vena ecologista, diremos que esto es el término municipal de Riba-Roja, aunque arriba de la mencionada ladera hay unas instalaciones pertenecientes al ayuntamiento de Valencia, tal como indican unos carteles a la entrada de la propiedad. En realidad se trata de un antiguo vertedero de residuos sólidos de Valencia (Basseta Blanca), hoy en día ya clausurado. Si alguien sabe qué puede ser este liquidillo de color rojizo, nos gustaría nos lo comunicara vía e-mail por si es pertinente hacerlo saber al ayuntamiento (creemos que hay un PAI con campo de golf previsto por la zona).
Poco después giraremos a la derecha para ir en bajada hasta enlazar con un camino de asfalto, ahora a la izquierda también bajando hasta desembocar en el camino de Cheste y de aquí dirigirnos a Les Rodanes que las vemos enfrente a la izquierda. El resto es de sobra conocido por los asiduos de este blog, para los que llegáis ahora, os emplazamos a ir leyendo las crónicas desde el principio para ir familiarizándoos con nosotros y nuestras rutas. Solo comentar que las subidas siguen pegando tan duro como siempre.


A la llegada a la Bassa Barreta el hambre aprieta de lo lindo por lo que nos disponemos a dar cuenta de las viandas que hemos subido en nuestras mochilas bajo el inmenso pino símbolo de la zona.

Tras el festín recorremos la parte izquierda dedicada al centro de interpretación de Les Rodanes (ver fotos en anexo Crónica La Rodana 08/12/07) tan solo un kilómetro de recorrido, pero que encierra toda la belleza y la magia de transitar por el mismísimo corazón del bosque, y encima arregladito para que no nos tengamos que ensuciar, vamos, senderismo de montaña servido en bandeja, una preciosa y bien realizada idea de conservacionismo.
Una vez visto, emprendemos el asalto a la última cima de hoy, el resto serán tachuelas, aunque visto el perfil nada desdeñables. La trepidante bajada hacia Horquera será interrumpida hoy por el transito de un grupo de caballos, y algo más adelante por unos senderistas que como nosotros también bajaban, lastima que no hayamos podido disfrutarla como otras veces, aun así las emociones han tenido el tiempo justo de asomarse antes del frenazo, luego hemos tenido que esperar a verlas de nuevo en los toboganes, a juzgar por el video, en el que casi me como el sillón que nos han puesto para algún día retratarnos, hemos tenido aquí un buen golpe de adrenalina, pero como nos decía Carlos, después del "top 60 todo me sabe a poco", que bandido. La vuelta deshaciendo el camino de la ida, aunque ahora no subiremos la Muntanyeta. Luis tirando como un poseso por las ganas de terminar y sentarse como es debido, ya que el nuevo sillín lo está matando. Y así, dando "brillo brillo" ponemos a las ruedas a devorar los últimos kilómetros para saborear unas cervezas fresquitas de fin de ruta ya en la base y pasando mientras tanto las fotos y videos a las memorias flash para cada uno en su casa disfrutar de la experiencia vivida.
Esto ha sido todo por hoy, 57 kilómetros de pedales que nos han llevado a trazar otra agradable ruta por los alrededores de nuestros dominios y disfrutar una vez más del entorno natural a lomos de nuestras bicis; y de momento esto ¡es gratis!, cuidémoslo pues y que así sea por mucho tiempo.


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