lunes, 1 de diciembre de 2008

Anexo Crónica Sant Miquèl (Lliria)

"La muntanya ens fa comprendre, sovint, com la nostra humanitat dolorosa es purifica i s'exalta en el patiment."
Giusseppe Mazzotti. Il Giardino delle Rose



Paisaje vestido de otoño, desde el mismo inicio, en la calle de salida el otoño nos saluda con una exquisita combinación de colores y tonalidades magnificadas por la limpieza ambiental de la lluvia y por la luz atenuada por las nubes.

Por fin volvemos a una de las rutas menos transitadas por el grupo a pesar de ser de las más nombradas por la huella que dejo debido a su dureza.
Tan solo la subida final es digna de recordar por su exigencia, el resto de la ruta es bastante llano y no representa ningún tipo de problema a no ser sus 52 largos km.
La adversa meteorología de la semana nos obliga a aplazar la ruta por el Caroig. Las fuertes lluvias caídas en la zona han dejado algunos caminos poco aptos para su transito en bicicleta además, el paso por el barranco de Filomena sobre el río Cazunta no es prudente hacerlo con la crecida de caudal que lleva. Nos han comentado que días atrás era complicado y peligroso, eso hace que la prudencia y un mejor aprovechamiento de nuestro tiempo nos aconseje dejar esta ruta para una ocasión más propicia.
La otra ruta alternativa tampoco nos convencía demasiado por el mismo motivo, la cuenca del río Cabriel no prometía muchos mejores augurios en cuanto a su ciclabilidad, así que se hacía prudente acometer una ruta menos expuesta a los elementos o en su defecto una zona más conocida y por tanto con escapatorias que nos permitiera salvar inconvenientes sobre la marcha.
Así que nos disponemos a abordar una ruta que gusta al grupo y que sin embargo es poco tradicional, a buen seguro que esto cambiará, ya que reúne muchos y muy buenos alicientes, por nombrar algunos: es una ruta cercana y sin coche, no requiere de muchas horas para realizarla y eso nos permite estar pronto en casa, no es excesivamente exigente aunque tiene su aquel con la subida a Sant Miquèl y, además tiene unas vistas impresionantes cuando el tiempo acompaña. Dicho de otro modo: es la ruta hermana de Les Rodanes y La Montieleta.
Iniciamos el recorrido bajando al río por el Barrio San Francisco. Muy pronto vemos que las lluvias de esta semana han dejado huella en la ribera del Turia. La crecida del río se hace evidente en muchos tramos; cañas amontonadas en zonas altas donde el agua ahora ya no llega pero que deja testimonio mudo de su tremendo caudal. La vegetación aplastada a favor de la corriente y los grandes lodazales que se ven por todas partes también lo atestiguan, pero donde más patente se hace esta caos es en los puentes provisionales que se pusieron a lo largo del río, la tierra que los cubría y que hacía de camino ha sido arrasada y los tubos han quedado al descubierto, es más, en algunos puentes, el lecho fluvial en el que se asentaban dichos tubos a sido removido y arrastrado hundiendo los tubos o bien arrastrándolos y desplazándolos de su lugar; en algunos casos el transito por los puentes a quedado inutilizado, en otros, con cierta pericia y riesgo de un resbalón que nos haga acabar en el río aún se pueden pasar.
Todos los puentes entre Manises y Riba Roja has sufrido de una u otra manera las consecuencias de las torrenciales lluvias, en todos ellos el paso se tenía que hacer desmontados de la bici y cargándola al hombro para pasar al otro lado, la suerte se acabó en Masía de Traver, allí el puente se había desplomado y era imposible cruzarlo, así que nos tuvimos que ir por dentro de la urbanización.
Como no hay mal que por bien no venga tuvimos la oportunidad de deleitarnos con el pase de modelos que estaba acometiendo la chopera de Masía de Traver. El cambio de temporada estaba en pleno apogeo. Los modelitos veraniegos ya estaban totalmente fuera de temporada, también se deja notar la benigna climatología presentes en algún que otro árbol más caluroso, así como algún friolero que ya se ponía totalmente de invierno, pero abundaba el color a otoño rabioso, con un abanico de colores inimaginables y unos aromas potenciados por la humedad acumulada en el suelo y sostenida por el manto de hojas caídas.

El rápido paso de estas hojas a sustrato alimenticio no da tiempo para que la putrefacción huela mal, en cambio se deja sentir ese penetrante olor a renovación, a inicio de un nuevo ciclo de la vida, en definitiva a otoño en todo su esplendor. Esta claro que esto solo lo puedes ver así si te gusta la naturaleza, de otro modo solo veras hojas caídas y mojadas que huelen a humedad y moho.

Ha sido todo un espectáculo el que acabamos de presenciar y compartiremos este comentario durante algunos minutos. Dejamos la ribera del río para adentrarnos en los campos de cultivo de la margen opuesta a Riba Roja, transitamos paralelos al río pero a cierta altura, eso nos permite ver que el camino todavía no está terminado en el otro lado, aunque lleva tiempo en marcha. Esta zona de naranjos nos permite ver el lento pero seguro avance en la coloración y por tanto maduración de las naranjas. El tímido pintar de los frutos en el árbol, se aprecia de día en día y los campos van cogiendo un tono rojizo entre la verde hojarasca. También se deja sentir el olor cítrico de los frutos aún verdes pero que en pocas semanas estarán en plena explosión de madurez y dulce sabor.
Dejamos atrás la cuesta que nos llevaría a “Le Montielet” y nos encontramos con un carril bici que dejaremos poco después cuando giremos a la derecha por el polígono industrial. Cruzamos por encima de la nueva autovía y nos dirigimos hacia el camino paralelo a la CV 50. esta zona esta mojada por la lluvia que ha caído hace poco, de hecho alguna gotita se deja sentir en nuestras gafas. Al llegar al cementerio vemos como un carril bici llega hasta Lliria, intuimos que este es el mismo carril que dejamos atrás en Benaguacil por lo que nos proponemos seguirlo cuando bajemos. Ya en la plaza de la iglesia nos dirigimos hacia nuestro objetivo. La primera rampa que encontramos en las calles de la zona vieja nos manda un recadito de lo que nos espera más adelante. Sin dejarnos intimidar por este alarde de poderío presentamos nuestras credenciales con una subida sin agobios y una cadencia más que digna que a buen seguro también le dará que pensar de nosotros. Ahí estamos presentando batalla cuando esta llega de verdad, las curvas en zig-zag junto a las últimas casas del pueblo nos dice que ya estamos en el “camino a perdición” que nos matará o nos ensalzará en la conquista de esta cima.
Con todo el desarrollo puesto y cada uno a su ritmo vamos ondulando sobre el asfalto pedalada tras pedalada. Unos caminantes nos animan a seguir dando pedales mientras los dejamos atrás. Los oímos comentar algo del desarrollo por lo que algo deben de saber de esta subida, eso nos hace enorgullecernos de ver que alguien aprecia el esfuerzo que estamos haciendo y sabe lo que estamos sufriendo. Pero como sarna con gusto no pica… pues ahí estamos rascándonos cada uno la suya. Muy poco a poco esto se va acabando, llegamos a la curva de 180º que dará inicio a la parte final, donde una curva a izquierdas precedida de la meta pintada en el suelo nos dirá que hemos terminado siempre que consigamos pasarla.
Encontramos a bastante gente que bien a pie o bien en coche están subiendo hoy aquí arriba. Almorzamos al abrigo del muro que rodea el perímetro del recinto de cara a los restos del poblado ibero que bajo nuestros pies descansa. Desde el final de esta montaña tenemos una privilegiada visión de La Montieleta y del fenomenal vía crucis que tantas veces hemos padecido.


Toca por fin la foto de grupo junto a la puerta del monasterio que conmemore nuestro triunfo sobre la montaña, la anterior ocasión que estuvimos aquí no trajimos cámara que testimoniase nuestra hazaña.
Partimos con las primeras gotas de lluvia que nos han hecho apresurarnos en la foto. Precaución en la bajada para no tener ningún susto debido al asfalto mojado. Volvemos a ver a nuestros entusiastas animadores que ahora se alegran de la benevolencia del terreno en condición descendente. Con lo que nos ha costado subir y la bajada se hace en un suspiro.
Pues nada, vamos a probar este carril bici a ver si no nos equivocamos y nos lleva hasta Benaguacil. Indecisos entre ponernos el chubasquero o no, decidimos esperar un poco y dar pedales con ganas para salir de la zona de Lliria que es donde esta cayendo este
“chirimiri” que ni moja ni deja secar. Impresionante carril bici que devora kilómetros con facilidad pasmosa y sin contratiempos, tan solo los cruces con los caminos vecinales donde con un poco de sentido común y respetando el stop que tenemos no tendremos mayores problemas. Hasta llegar a Benaguacil encontramos gente paseando por el carril bici, con un poco de respeto por aquí cabemos todos y no tenemos el peligro de la carretera con los coches, pero después que nos respeten también a nosotros si alguna vez circulamos por la acera cuando no queremos jugarnos la vida por la carretera, máxime cuando lo hacemos por aceras anchas en las que cabría perfectamente un carril bici. Esta demostrado que los peatones se ven irremediablemente atraídos por los carriles pintados de rojo o verde y delimitados con una raya blanca, además pinta una bici dentro de un círculo y ya está, el resto de la acera es para los ciclistas. Lo dicho, si nos respetamos cabemos todos.
Volvemos rápido hasta Masía de Traver, por el camino un par de fotos que nos recordarán por los tiempos en que época del año estamos.
Desde aquí volveremos por los caminos antiguos ya que los daños en los puentes y el estar continuamente bajando de la bici nos ralentiza mucho y nos da algo de rabia. Solo nos queda el escollo de la subida en el puente del by-pass, antes tan temido ahora ni con el terreno mojado puede con nosotros. Prueba superada.
Reponemos los líquidos perdidos ante una buena cerveza y con la esperanza puesta en que la climatología no nos juegue una pasada de cara al próximo sábado, última oportunidad del mes para hacer una salida, que si todo va bien nos llevará a las Hoces del Cabriel. Os mantendremos informados.