Crónica fin de año (2021)
“La tragedia debe ser utilizada como una fuente de fortaleza. No importa qué tipo de dificultades tengamos, cómo de dolorosa sea la experiencia, si perdemos nuestra esperanza, ese será nuestro verdadero desastre”
“La
esperanza es pasión por lo que es posible”
Dalai Lama / Soren Kierkegaard
Enero
Empezamos el nuevo año, el de nuestro “25 aniversario” como Roda i Pedal , con un frío del que hacía muchos años no teníamos registros en nuestro país. La ola de frío ártico nos sorprendió de lleno y “Filomena” hizo estragos. Nieve por doquier aunque aquí en “la terreta” y especialmente en nuestra zona, seguimos siendo unos privilegiados; únicamente rozamos los 0º en un par de salidas aunque dependiendo de los lugares por donde ciclamos, bajamos algún que otro grado negativo, cosa que se dejo sentir en nuestra piel (sobre todo la de los pies y las manos…) y que nos obligó a portar vestimenta térmica extra. Aún así, el frio tan intenso aderezado con una ligera lluvia nos obligó por precaución y sentido común, a parar el segundo fin de semana y esperar que la tormenta escampase, ya que rodar sin disfrutar, es algo que ya dejamos atrás hace algunos años y en estas puntuales ocasiones siempre nos espera nuestro estático amigo “Nachete” para darnos bambú del bueno.
La vista de las montañas nevadas a lo lejos, nos amenizó parte del mes que transcurrió únicamente con las novedades meteorológicas, ya que si empezamos con “Filomena” y el frío, lo terminamos con “Justine” y el viento huracanado, viento que nos obligó a resguardarnos a la hora del avituallamiento en nuestro particular foso anti-ventisca en las tres últimas salidas de mes. En fin…, no quedó otra, eso sí, los regresos fueron endiabladamente rápidos ya que el viento nos “echó un pechito” y nos hizo volar con el consiguiente disfrute a poco que le apretamos un poquito al pedal.
Por otra parte y aunque “el bicho” seguía acechándonos de cerca, la anunciada inmunidad de rebaño, pensamos que todavía tardará en llegar, por lo que tener paciencia y precaución es lo único que pudimos hacer.
Febrero
El más corto
del año fue un mes calmo, sin sorpresas, lo único destacable fue el
encontrarnos con muchíiiiiiiiiisima más gente de lo normal por las montañas que
rodamos. El confinamiento parcial y la bajada de persiana de los bares se hizo
notar durante todo el mes, y vimos personal por doquier como nunca antes, (familias con niños, sin niños, gente mayor,
sabandeños, caballos, perros, grupos de excursionistas
de todo tipo, coches, runners, gili-bikers, buff, un no parar…) , hasta el
punto de no poder avituallarnos en los lugares en los que solemos hacerlo y
tener que acudir a emplazamientos de emergencia para poder descansar y almorzar
con tranquilidad, en fin, un agobio en plena montaña hasta para comernos el
bocata.
Mascarilla en las zonas urbanas y a “cara gayola” en el resto, fue la tónica general de febreríco, por lo demás, la bendita rutina nos acompaño de buen grado y nos hizo disfrutar de las salidas de cada sábado pese a la falta de soledad en la montaña que es lo que más nos gusta.
Marzo
El primer
fin de semana estuvimos en vilo por si la lluvia hacía acto de presencia tal y
como se anunciaba, pero como es habitual, se esperó al domingo y nos dejó rodar
plácidamente como de costumbre, y como no, aprovechamos para inmortalizarlo con
la instantánea del mes en un hermoso emplazamiento.
La primavera estaba cerca y por fin volvieron los olores a tierra húmeda y vegetación a nuestras montañas, cosa que habíamos echado a faltar durante muuuuuchas semanas. De hecho, estaba tan cerca que en la tercera salida del mes, salimos en invierno, y ya paramos a almorzar en primavera, una de esas coincidencias astronómicas nada habituales que pasan de cuando en cuando, y esta vez la hemos pillado en ruta.
Por fin y de
semana en semana, la montaña fue poco a poco volviendo a la normalidad, y con
la apertura de las terrazas y bares, atrás fueron quedando los excesos de
personal extra visitante y el silencio y la paz se adueñaron de nuevo de los
lugares que en circunstancias de normalidad, suelen estar poco transitados. ( aunque venimos observando que están
aumentando de forma preocupante los “gili-bikers”,
es decir, esos tipos con bici “disfrazados de biker” y con un altavoz bluetooth a
toda leche en la chepa o en la pechera, dando por saco al resto de personal que
busca paz en las montañas que viene siendo lo normal ¿no?; bueno, habrá que tener “más” paciencia…no
queda otra ).
La última salida del mes estuvo marcada por ser la última con el horario de invierno, por lo que volvimos durante unas semanas, a producir sombras más largas de lo que venía siendo habitual a primera hora. Otra curiosidad de esas que nos dieron pie para comentar otras y otras y otras…curiosidades, y así fueron cayendo los meses.
Abril
Y comenzó el mes al igual que el anterior, con
incertidumbre en cuanto a lo meteorológico, y aunque con nubes amenazantes, (esperábamos que no se cumpliese aquello de
las “aguas mil” …) no se desbarató la primera salida y rodamos como de
costumbre que es lo que importa, aunque eso sí, continuamos con la pesadilla de
la mascarilla durante todo el mes, tanto en la salida como en la llegada a la
base, por ser ésta obligatoria todavía para rodar en zonas urbanas, con la
esperanza de que al haber empezado la vacunación masiva, esto debería estar a
punto de terminar. Toquemos madera (de
pino, claro… )
El fuerte aroma de azahar en el ambiente, fue un claro
indicador de que se nos terminaba el postre habitual en los almuerzos, pues de
los muchos campos en los que no se recogen las naranjas y de los que nos
solemos aprovisionar a menudo, el fruto restante ya está en el suelo, siendo
pasto de los gusanos y demás fauna de la zona que darán buena cuenta de tan
preciado manjar; al menos, otros seres
vivos lo seguirán aprovechando todavía. Este año no hemos tenido ocasión de
probar las “necronaranjas” como el anterior, lo cual fue toda una experiencia…
Mayo
Empezamos mes con la noticia de que cada vez estaba más
cerca el final de la mascarilla para rodar por zonas urbanas y aunque no fue ningún
drama, resultaba un tanto molesto tener que ponérsela tanto a la ida como a la
vuelta con el agobio que da, y más cuando a estas alturas de año, ya empieza a
dar señales “el caloret” por estas latitudes.
En lo positivo, destacar que al menos uno de nosotros lo
vacunaron antes de terminar el mes en curso, y por lo tanto el otro estaba en
capilla, por lo que a finales del próximo si todo va bien, esperamos tener ambos bikers los dos chutes en
el cuerpo con la consecuente relativa tranquilidad contra el maldito bicho.
El mes discurrió tranquilo, con temperaturas suaves y rutas
placenteras en lo que a rodar se refiere, eso sí, obviando el susto del “perrete”
(uno de esos que no hacen nada, claro…), que nos visitó en pleno almuerzo y que no tenía especialmente, carita de amiguete,
menos mal que unos amables paseantes que como caídos del cielo pasaban por allí
en ese momento y viendo el percal, se acercaron para llevárselo, tal vez al ver las caras de acojono que teníamos cuando se nos acercó el animal buscando
cariñitos, otra casualidad de esas que si lo pensamos fríamente es rara de
coj…., pero así sucedió, desconocemos si también a alguno de ellos lo llamaban
“Angel”, como aquel personaje que antaño apareció de repente en circunstancias un tanto complicadas y cuya ayuda resultó inestimable. En fin, seguramente será cosa de
las hadas del bosque que nos protegen.
A la semana siguiente fue una abuela sin mascarilla y con
un perro faldero la que nos vino a visitar. Sin mediar palabra, se sentó a
nuestro lado en pleno avituallamiento, y aunque estaba en su derecho y el
perrillo que la acompañaba no daba “yuyu”,
si que tocaba un poco las pelotas al querer como es normal, olisquearlo y
lamerlo todo. Nunca entenderé porqué las personas que tienen animales de
compañía, tienden a pensar que a todos nos gustan los bichos de cuatro patas y
que debes dejarte lamer, olisquear o que se te meen en la rueda de la bici como
ya nos ha pasado en más de una ocasión, todo ello sin pensar remotamente que tal
cosa pueda molestar, en fin…, es el castigo de no ser uno de esos millones de
propietarios de canes que tenemos en este país, y contando con que hay censados
alrededor de 20 millones (más que
niños…), en algún momento nos tiene que tocar, por mucho que la ley diga
que deben ir atados, etc, etc.; será por leyes.
Y no terminó ahí la cosa, para rematar el mes, otro perro
supuestamente sin dueño, nos visito la última semana, vamos, la cosa ya parecía
una plaga perruna. Esta vez el susto nos sobrevino al ver pasar como una exhalación
a un perro grandote de raza indefinida (por
lo rápido que iba…) al que probablemente terminaban de abandonar. Lo malo
del asunto fue que cuando el animal nos divisó y se acercó en modo “xiquets,
aço va en serio” con intenciones
desconocidas; no se zampó mi bocata que
había dejado sin pensar y debido al susto repentino, en el lugar donde estaba
sentado, porque el bicho se le veía con tanta prisa y desesperación que únicamente
se acercó, nos miró y remiró a su alrededor y se marchó tan rápido como había
venido, en fin, un no vivir con esto del mejor amigo de del hombre. (que no el nuestro…)
Y por fin termino el mes del perro y con él, la cercanía
del incipiente verano. Mayo fue benévolo en cuanto a sus temperaturas y
nos premió con sábados suaves y cielos
turbios con poco sol, aunque eso sí, tuvimos
que pagar un elevado “tributo canino”.
Junio
El mes empezó suave en lo meteorológico, aunque ya con
visos de lo que iba a ser la tónica habitual ante la inminente llegada del solsticio.
Buenas rodadas y mucho de qué hablar como de costumbre,
durante las cuatro semanas que tuvo el mes. Calor sin excesos con temperaturas
más suaves de lo normal para la época del año durante la mañana, acompañadas de
nubes matinales que nos velaron nuevamente el cielo semana tras semana. Esa fue
la tónica general del mes hasta la llegada de la semana del 21, cuyo final ya
nos presentó sus credenciales para lo que estaba a punto de llegar.
En general, un mes tranquilo y de plácido disfrute por
nuestras montañas dándole al pedal de lo lindo (sobre todo a la vuelta), en las que marcamos algún que otro tiempo
como si hubiésemos transitado por algún agujero de gusano vistas las horas de
llegada a la base, lo cual todo sea dicho, es una gran ventaja al permitirnos
bebernos alguna birrita extra por razones obvias.
Con el mes terminó el uso obligatorio de portar la mascarilla en zonas urbanas, un alivio en aquellas ocasiones en las que todo el aire que precisas no encuentra
impedimento.
Julio
El mes tórrido por excelencia no faltó a su cita y llegó
apretando como era de esperar, y con él, el fin de las treguas meteorológicas y
de las temperaturas suaves. Aún así la suerte nos siguió acompañando, ya que el
primer sábado no pasamos de los 31º y tan solo 24 horas después, rozamos los 39º
con el primer ponentazo de los días de canícula que barrió la zona hasta bien
entrada la tarde, por lo que no se pudo pedir más.
Transcurrió el mes sin percances y con más tranquilidad
de la habitual en la montaña, al estar el personal abarrotando ya las playas y
chiringuitos con el hambre de sol que se acumulaba tras la primera parte de la
pandemia. Aunque el asunto no estaba para echar traca y ya se divisaba la quinta
ola azotando el planeta, para una gran mayoría de personal parece que todo esto
ya es historia (craso error). Por
nuestra parte esperemos que así sea y mientras tanto, nos aprovechamos con
ansia de la paz que se respiraba en la montaña, eso sí, con el caloret subiendo
a medida que fueron transcurriendo las semanas como no podía ser de otra forma.
Agosto
Mes vacacional por excelencia que obligó en parte, a
realizar un corto parón de pedal a cambio de la búsqueda de paz, relax y nuevos
horizontes por otras tierras no menos afortunadas.
Aún así, otros rodamos en solitario algo más temprano que
de costumbre, a fin de evitar en lo posible el intenso calor al regreso y sobre
todo, para no mal acostumbrar al cuerpo y asilvestrar a la burrica, que esperaba
ansiosa su dosis de kilómetros, baches y polvo como cada semana.
En solitario visité las tres cumbres en una ruta única (Montiel, Santa Bárbara y avituallamiento en el alto de Sant Miquel)
el primer sábado de mes, aprovechando la vuelta para recoger una buena cosecha
de “té de monte” situada en una mina
herborística que casualmente descubrí cuando ascendía a trote cochinero en la
última subida, infusión que como es sabido y debido a sus particulares propiedades
digestivas, antimicrobianas y antiinflamatorias, nos servirá para
reconfortarnos en alguna de esas frías tardes/noches de invierno, aliviando la
tos, el resfriado o el típico dolor de garganta que en ocasiones nos amenaza
con arruinarlos la salida del sábado.
Como viene siendo costumbre, a la vuelta vacacional hubo
tema de conversación extra sobre los recientes
lugares visitados y las vivencias acaecidas durante este corto período, y de
igual forma y como de costumbre, “la nikoleta” nos inmortalizó en otro agosto,
sobre un bello telón de fondo de bosque mediterráneo en una de las zonas
habituales por las que solemos transitar.
Septiembre
Deberíamos destacar a estas alturas de año,
que aún sin tener en cuenta las especiales circunstancias vividas durante los
últimos meses, en lo meteorológico, el año también está siendo algo extraño, ya que hemos
vivido un verano muy particular al no haber tenido calores excesivos, (cosa bastante rara) con más lluvia acumulada de lo habitual a
estas alturas de año y una potente calima que se prolongó durante muchas semanas,
circunstancia particular que nos amortiguó parte del exceso de radiación solar
y por ende, nos facilitó semana tras remana las rutas, al mitigar su efecto tórrido
sobre nuestra piel.
La lluvia, que cayó torrencial a mediados de
mes, reventó los caminos como no podía ser de otra forma, haciéndolos mucho más
incómodos en las subidas y más peligrosos en las bajadas, aunque
afortunadamente la prudencia, acompañada de un poco de pericia y un mucho de
suerte, no ocasionó percance alguno que destacar.
Con la llegada del otoño finalizamos el mes
esperando que éste se comporte bien y nos permita rodar sin novedad,
disfrutando de nuevo de los intensos olores en la montaña, de la tranquilidad y
del fresco ambiente matinal.
Octubre
La temperatura se mantuvo suave durante todo
el mes a excepción del sábado 23, en el que la manguita no molestó a primera
hora, aunque algunos todavía aguantaron con el equipo de verano, pero aún así,
la media fue algo más alta que el año anterior en el que ya rodamos varias
semanas con “manguita de serie” a
primera hora.
Con esto del cambio climático (que ya está aquí…), la madre tierra se
está mosqueando y cada vez son más los avisos a navegantes de que ya hemos
llegado tarde…, en fin, por nuestra parte trataremos de no empeorar las cosas y
de cuidar de la montaña como siempre hemos hecho, poco más podemos hacer.
En cuanto a las rutas del mes, salvo
excepción de un sábado en el que tuvimos “compañía
ecuestre” por doquier entre otras actividades “amorosas” relacionadas… :) la tranquilidad fue la tónica general en nuestras salidas
habituales, aunque el viernes 22 la lluvia hizo acto de presencia a última hora
y nos dejo el terreno con más agua y fango de lo habitual. Aún así y con el
cielo amenazante, continuamos con la suerte de cara y no tuvimos que abortar la
salida prevista, aunque por precaución y a mitad de ruta, nos avituallamos en “Ca Robert” por si las moscas… .
Este año tuvimos nuevamente “cumpleaños en ruta”, algo que no ocurre
todos los años. El sábado 30 le cayeron a Salva “62 castañas” ( la jubilación le
acecha…) y seguramente para celebrarlo, observamos que nos habían arreglado
la subida principal hasta la cumbre, dado el mal estado en que quedó tras las
lluvias de octubre, por lo que ahora solo falta que nos arreglen las bajadas J.
Noviembre
El mes en el que crecen de nuevo las sombras,
lo empezamos con una fuerte caída de las temperaturas sin previo aviso como
viene siendo habitual (7,6º a la salida
de la base), pasando del habitual equipaje de verano al de riguroso
equipamiento de invierno, aunque a medida que fue transcurriendo el mes se calmaron
un poco las temperaturas, pero el otoño ya parecía quererse instalar y prueba
de ello fue la intensa fragancia de “purines” que nos acompañó en ocasiones al
atravesar algún que otro territorio bien abonado. Por el contrario y motivo de
alegría, fueron las naranjas las que empezaron a tomar color, lo que significaba
que pronto podríamos catar el preciado fruto hibernal que luce por doquier.
El sábado 20 se nos terminó la suerte y
salimos con “chirimiri”, (será precís… ) pero con la esperanza de que no fuese a mayores.
Nuestro gozo en un pozo; la cosa fue a
peor y nos chopamos de lo lindo ya en la ida, por lo que decidimos sobre la
marcha, terminar la ruta sin parar al avituallamiento de rigor y dejarlo para
la vuelta en la base, pero como los problemas nunca vienen solos, tuvimos el
añadido de un pinchazo/grieta en una rueda de Luis que nos hizo parar en
multitud de ocasiones para muscular el bíceps dándole al bombín. Desafortunadamente,
ni el tubeless pudo mantener la pérdida de aire y líquido a cada metro que
avanzábamos bajo la lluvia, por lo que llegamos a la base mojados hasta las
trancas, sin almorzar y con un retraso de más de una hora por las múltiples
paradas efectuadas, en fin…, alguna teníamos pillar a lo largo del año que nos
había perdonado en varios escenarios similares.
Diciembre
Y con el mes y un bizcocho…, el año tocaba a su fin y como cada año,
tratamos de inventarnos algún “atrezzo”
especial para inmortalizar con humor la última foto del año, teniendo ya a la vuelta de la esquina las entrañables
fiestas navideñas, y lo hicimos como de costumbre, con una imagen que tratase
de evocar las fechas en las que ahora sí, ya estábamos inmersos.
En cuanto a las rutas del mes, el frio hizo
su puntual llegada un poco antes de lo previsto en una primera oleada, aunque
en nuestras latitudes, no fue para tanto y enfundados en el equipo de invierno
y a buen ritmo , rodamos con tranquilidad aunque eso sí, ya con “peucos” desde
la última semana del mes anterior. Diciembre y sus fiestas nos premió con alguna
ruta extra tanto a principios como a finales de mes, que celebramos como de
costumbre avituallándonos en Benaguacil y disfrutando de unos bocatas recién
hechos, regaditos con las birritas de rigor.
Concluyendo ya este resumen, decir que ha
sido un año más de pedaleo con sus 53 salidas que no es poco, en el que cada vez somos más
conscientes de lo afortunados que somos en muchos sentidos. Pasan los años y seguimos pedaleando y
pasándolo bien con este deporte, es más, personalmente (tal vez sea por los muchos años que un servidor ya va acumulando),
muchas semanas a lo largo del año cuando se acerca el sábado y pienso en la
bici, me asaltan pensamientos y emociones como aquellas que teníamos allá por
el ya lejano 2007 (http://rodaipedal.blogspot.com/2007_08_30_archive.html) cuando la ilusión
por rodar en grupo, era un caldo de cultivo que precisábamos mantener activo
semana tras semana si o si.
Pasado el tiempo, esa ilusión sigue estando
ahí, latente, tal vez de otra forma más calmada pero presente, y eso es lo la
hace realmente importante y por lo que vamos a seguir mimándola mientras las
piernas y los pulmones nos respondan.
Y como cada año, el reto para el siguiente sigue siendo el mismo,
es decir, poder completar otro año más
de pedaleo, acumular a ser posible nuevas sensaciones y añadirlas a esta
bitácora que tal vez en algún momento futuro, nos permitirá recordar con
emoción tanto a través de las palabras como de las imágenes que vamos año tras
año recopilando, los muchos y buenos momentos pasados en buena compañía y a
lomo de nuestras máquinas de dos ruedas.
¡¡ Feliz 2022 !!
Roda i Pedal ©