martes, 2 de diciembre de 2008

Crónica Rabassadors

"Quan m'envolten les muntanyes, sento afluir al meu esperit quelcom ple de serena grandesa, d’extraordinària força, que m'inspira eternes i pregones melodies, superiors a qualsevol altra."
Virgilio Gayda
Tocaba hoy una gesta…, me explico. De pequeños hablar del parque de Sant Viçent, de Porta-Coeli, o de Serra era hablar de algo muy lejano que solo en contadas ocasiones podíamos disfrutar. ¡Ah! las montañas de Serra, algo tan increíble como lejano, tan bello como excepcional.
Ir allí no era fácil con aquellos coches. El 850 de mis padres pocas veces se adentraba en aquellos parajes lejanos. La ilusión de unos niños que esperaban con anhelo el momento de una excursión, casi un viaje hasta aquellos lugares míticos por su inaccesibilidad. Pues bien, hemos esperado casi 30 años para tomarnos la revancha, y lo hemos hecho a lo grande, lo hemos hecho a lomos de nuestras bicicletas, hemos vencido al fantasma del tiempo y la distancia, y lo hemos hecho con una Roda-da épica, ya que, de una tirada hemos unido estos lugares en una ruta circular que pasamos a relataros a continuación.
Salimos de la base para meternos directamente en el Parc Natural del Turia. Seguimos todo el camino del río hasta Riba Roja donde cogeremos el camino de Benaguacil por los campos y después el carril bici hasta Lliria. Hasta aquí lo típico de estas semanas atrás que hemos recorrido varias veces esta ruta, de ahí lo rápido que llegamos hoy a Sant Viçent. Disfrutamos otra vez del camino hasta el parque por su carril bici deleitándonos una vez más en la abundante y tupida arboleda.
Desde allí todo será nuevo.
Pasaremos por medio de la urbanización Monte Jarque para girar a la derecha bajando hacia un camino que nos comienza a acercar a La Calderona. Las estampas de proximidad son avasalladoras, de ahí que las paradas fotográficas no se hagan esperar más. La luz filtrada por las nubes da profundidad a los paisajes dejándonos admirar cada rincón de las montañas. Vemos picos, lomas y valles que en otras ocasiones se pierden fundidos dentro de la inmensidad de la Serra Calderona. Hoy podemos observar esos accidentes geográficos que hasta ahora eran irreconocibles, hoy los vemos con el ansia de la novedad. Seguimos este camino hacia el Pla de la Torre. Al poco cruzamos el barranc de Olocau, después llegamos a la urbanización de Pedralvilla, también cruzaremos este barranco por el puente que lo salva y que deja ver su considerable tamaño, algo más adelante y fuera de nuestra vista se unirán ambos para discurrir cerca de Bétera donde se les unirán otros barrancos que aportarán su caudal de las aguas bajantes de la Calderona y se conformará el conocido Barranc del Carraixet. Después de Pedralvilla cruzaremos la carretera para meternos de lleno en el Pla de la Torre, una inmensa explotación citrícola con centenares de anegadas de terreno dedicado al cultivo de la naranja. Giro a la izquierda al final de esta recta entre naranjos para comenzar a subir la montaña. Nos metemos de lleno en el monte y es en esta subida cuando comprendemos el significado del nombre de esta partida. Ya estamos en término de Serra, tras salir de Lliria y transitar por término de Olocau unos instantes.
A nuestra izquierda se alza imponente una Torre de planta cuadrada que parece tener una arquitectura mudéjar de gran belleza. Seguimos subiendo para hacer una curva de 180º y tener una vista panorámica imponente. Como no podía ser de otra manera parada fotográfica al canto y foto de grupo inmortalizándonos en tan hermoso lugar. El calor, los casi 40 kilómetros que llevamos en la mochila y la tardía hora, hacen que algunos más que otros estén que muerdan, así que urge poner el mantel para almorzar.
Luis nos anuncia que tiene preparada una sorpresa y que no queda mucho para llegar, así que nos ponemos en marcha cuesta arriba para llegar a lo alto de la loma de Els Rabassadors, no confundir con Rebalsadors que nos queda justo a la izquierda arriba de la Calderona. Estamos ante el vértice geodésico de Guarda con unas vistas espectaculares.
Con tan solo 262 metros de altitud es increíble el impactante panorama que nos presenta. Casi bajo nuestros pies vemos el inmenso campo de naranjos, creemos que nunca hemos visto un campo de naranjos de tan inmensas dimensiones, todo él presidido por la torre que veíamos abajo. Tenemos frente a nosotros el valle del Turia con todas nuestras montañas mostrándose tímidamente entre la calima que enturbia un poco la visión y nos embrutece la estampa. Pero a nuestras espaldas, la cercanía de La Calderona evita que la bruma pueda hacer mella en su abrumadora majestuosidad. Inmensa. Tan cerca estamos de ella que no la podemos abarcar con la mirada sin girar la cabeza. Se sale de nuestro campo de visión haciéndonos mirar de lado a lado como si estuviéramos viendo un partido de tenis. No sabríamos a donde mirar en un día nítido. Como lamentablemente no es el caso, no hay duda de lo que alberga mayoritariamente nuestra atención.
La cartuja de Porta Coeli y la torre de La Pobleta asoman entre la pinada en la falda de la montaña. En lo alto el mirador de Mireia y la torre vigía. También se deja ver el vértice geodésico de Rebalsadors. A su derecha el castillo de Serra aupado en un altozano se asoma entre otras cumbres más pequeñas y se deja enmarcar por el Alt del Pí, en el que destacan sus antenas. Almorzamos extasiados por el abrumador panorama que se despliega ante nosotros en todas direcciones. Cerrando la parte oeste del valle de Valencia la sierra de los bosques se desdibuja en la distancia dentro de la bruma. Frente a nosotros a duras penas alcanzamos a ver Cumbres de Calicanto.
Después de almorzar y debido a lo tardío de la hora se aconseja dejar para otra ocasión la segunda sorpresa que nos tiene preparada Luis.
A buen seguro que será tan impresionante como esta pero quedará en “cola de subida”. Aunque a decir verdad, al menos para quien escribe, esta cumbre con sus panorámicas es la mejor que hemos subido en los desplazamientos desde la base.
Después de hacer otra muesca en el sillín y plantar nuestra bandera junto a la “piedrecita verticial” que recogemos, nos ponemos en camino en una bajada corta pero técnica e intensa, llegamos enseguida al camino recorrido tantas veces que nos llevará al abarrotado parking del Pla de Lluc, echamos de menos tener aquí el coche y ahorrarnos unos kilómetros para volver a casa.
Cruzamos la carretera que baja hacia Bétera y nos metemos por la carretera de Serra. Unos 400 metros más allá, tomaremos el segundo camino a la derecha y nos internamos de lleno en la intrincada red de caminos que recorren el bosque.
A partir de aquí las montañas quedarán siempre a nuestras espaldas, quedarán atrás más rápidamente de lo que se acercaron. Pasaremos por detrás del hospital de Porta Coeli para salir a su carretera de acceso, después giro a la izquierda para adentrarnos nuevamente en esta pinada espectacular. Cruzaremos el curso seco de varios barrancos. Intuimos que no sería así en las semanas anteriores. Los caminos aún conservan los últimos vestigios de las pasadas lluvias en forma de charcos. Es aquí donde a nuestro particular “fango-nereta”, que desde hace un par de semanas le ha dado por comerse todos los charcos que encuentra a su paso, le da por intentar rebozarse en el fango, no tenemos la suerte de encontrar una piedra escondida en la charquera que le de una lección en forma de ducha anticipada, pero tiempo al tiempo.
Quedamos embelesados por la frágil belleza de este entorno. Caminos bien conservados que se adentran en la profundidad del bosque recorriendo sus rincones secretos atravesados por innumerables barrancos.
Canyada aljepsars, barranc de la manga, del cremat, de la estrella, del Sirer... en fin… muchísimos. Cruzaremos este último en una bajada por asfalto muy rápida y divertida donde Salva que está juguetón, arriesgará el tipo soltando el manillar un buen rato, justo hoy que no llevamos la cámara de video. En este punto es donde pasa a denominarse barranc de Porta Coeli, este se unirá más abajo al mismo tiempo con el barranc de Náquera y con el del Carraixet tomando esta última denominación y casi triplicando su tamaño, antes de ir a desembocar al mar allá entre Port Saplaya y la Patacona.
Abandonamos la pinada para adentrarnos en un camino asfaltado entre campos de naranjos en dirección a Bétera. Cruzaremos el Carraixet para callejear por Bétera buscando la salida hacia el camino de Paterna, dejando a nuestra derecha el campo de golf y acercándonos a Mas Camarena. Cruzamos el By-Pass y la CV-35 para meternos en la zona detrás de Carrefour Paterna, surcada por infinidad de caminos. Llegamos a Paterna entrando por el carril bici que viene del Polígono Industrial y que bordea el parque que antiguamente era el campo de tiro. Esta bonita zona la convierte en un buen lugar donde practicar deporte dentro de la cuidad cuando no se dispone de mucho tiempo. Buena iniciativa de cada vez más ayuntamientos, a ver si los más rezagados se fijan en estas iniciativas que al final redundan en el bienestar de los ciudadanos. Bajaremos hacia la parte nueva de Paterna para ir a buscar el paso a nivel sobre la vía del metro que llega a Lliria. Después buscaremos el paso inferior sobre la V-30 junto a la carretera del aeropuerto. Iremos paralelos a la carretera hasta llegar al puente sobre el Turia. Ya olemos la cerveza que espera fresquita en casa, para liberarnos del intenso calor que hemos acumulado a lo largo de 70 kilómetros bajo un sol más implacable de lo que dicta el primer tercio del mes de noviembre.
En definitiva una rodada que si nos lo hubieran dicho cuando éramos niños, hubiéramos tildado de loco a cualquiera con esas ideas… ir hasta Serra en bicicleta… Intentaremos pulir esta ruta para aligerarla de kilometraje y a ser posible transitar menos zonas pobladas. El buen sabor de boca de los lugares vistos nos hará mejorarla, sin duda.