sábado, 20 de junio de 2009

Crónica Castillo de Chiva por Calicanto (y, fin de temporada para la mitad del grupo)

"El sol, el agua y el ejercicio conservan perfectamente la salud a las personas que gozan de una salud perfecta". Noel Clarasó. Escritor español.

Para esta rodada hemos tenido que tirar mayoritariamente de fotos de archivo ya que, la inesperada compañía de nuestro reportero gráfico lo ha pillado despistado incluso a él mismo. Hoy tocaba ruta nueva con un final conocido, bueno, para ser sinceros, la ruta estaba planeada con la ida conocida y volver por un camino nuevo para intentar huir de la monotonía de recorrer continuamente los mismos caminos, pero al volcar la información a la “martita” se hizo en sentido inverso, así que, siguiendo las precisas indicaciones de la fría y cuadriculada mente electrónica, hemos ido hacia arriba por el camino que tenía que haber sido hacia abajo. Resultado, otra ruta de las que parece que nunca terminas de subir.

Llegamos a la Muntanyeta como siempre, y enfilamos la bajadita hacia la carretera de Loriguilla, pero en lugar de girar a la derecha seguimos recto en busca de la ermita del Pla de Nadal, ahora si que cruzamos la carretera y atravesamos el pueblo, cruzamos el barranco de Pozalet hacia el camino paralelo a la vía y vamos hacia el alto de la Serratilla, su vértice geodésico de fácil ataque, se nos insinúa desde hace algún tiempo de forma ostentosa, tal vez por eso resista de momento el envite del grupo, ya le llegará su hora algún día que estemos ociosos de vértices.
Llegamos al Mas de Mompó o de Montes, que queda al otro lado de la vía y de la carretera del polígono, tenemos que bajar de la bici para cruzar la vía, este es un buen lugar para afinar la precaución pues, el tren, aunque parezca que se oye de lejos, si vamos pendientes de nuestras cosas o de la conversación con los amigos o con los auriculares (que os recordamos que están prohibidos, además de no dejaros disfrutar de los sonidos de la naturaleza), podemos tener un buen susto, así que precaución. El Mas o lo que queda de él, son restos testimoniales de un pasado de vidas integradas en labores agrícolas y ganaderas que por estos lares son solamente un recuerdo. El imparable polígono industrial de La Reva crece y se traga todo a su alrededor. Seguimos hacia la Serratilla, llegados a la rotonda y a pesar de estar apunto de meternos en ella para girar a la izquierda, un coche que viene por detrás como un autentico obús nos obliga a hacer un requiebro al más puro estilo taurino para evitar ser pasto de las ruedas del coche, creemos que la emoción por la cercanía del circuito ha cegado las entendederas del conductor. En fin, sutileza al asunto y seguimos a lo nuestro. Bordeamos el polígono por la carretera más exterior y volvemos hacia dentro bajando hacia el barranco del Poyo. Junto al Mas de Való encontramos la entrada al cementerio privado, hacemos caso omiso y bajamos al barranco para pasar por debajo del antiguo puente de la antigua A-3 y saldremos al otro lado del barranco como si nos dirigiéramos hacia Cumbres de Calicanto.
Un poco más adelante giramos a la derecha para ir paralelos a la autovía de Madrid y la nueva línea de alta velocidad. La mayor parte del camino no las tendremos a la vista, pero sirven de referencia saberlas al norte de nuestra posición. Entramos en un camino de piedra suelta no demasiado difícil de ciclar aunque nada cómodo. Pequeña inclinación ascendente que me valdrá el ganarme la bronca por diseñar siempre rutas de subida, pero hoy la culpa no es mía, yo diseñe este camino de bajada. A nuestra izquierda, aunque algo más lejos queda el otro cementerio privado, ya pasé junto a él en la ruta de bajada de Cumbres por la trialera de la cantera, aquel camino que tan poco me gusto, no será el último que bordeemos hoy, pues en Chiva pasaremos junto al cementerio ya de vuelta a casa. Visto así parece una ruta un tanto tétrica. Seguimos avanzando por el camino hasta cruzar la carretera de Calicanto, poco después vemos los restos de una antigua y grandiosa masía, que se diluyen entre el tiempo y el olvido a la orilla del camino. Seguimos con las referencias situando el campo de golf a nuestra izquierda aunque también fuera de nuestro campo visual. Entraremos por un camino que va entre un inmenso naranjal que desde la altura se ve inacabable. Son las ventas de Miralcampo.
Salimos de este camino después de varios cambios de dirección que son como para ir sin GPS, menudo laberinto, para cruzar una carretera que nos llevará en un tramo de bajada por asfalto muy divertido hasta los pies del barranco. Después encontramos la partida de Rivert donde, el barranco de La Canaleta cruza el camino dejando sus turbias aguas pegadas a nuestras ruedas para, con más pena que alivio, remojar nuestras sudorosas piernas después de casi 25 kilómetros de pedaleo. La masía sería digna de fotografiarse de no ser por los dos inmensos cánidos que a ladridos y estirando con violencia de las cadenas, auguran un tráfico final si logran escaparse, ya que la puerta está abierta, estos dos prometen más que palabras y yo sé quien va a recibir el primero. Así que no paramos a fotografiar para que no lo tomen como una provocación. Transitamos un terreno seco y polvoriento por una pequeña cresta de montaña. La neblina no nos deja ver lo que en un día claro sería la cumbre del Motrotón poco antes de la sierra Martés o del Ave un poco más a su izquierda. Ya que no hay horizonte seguimos pedaleando sin descanso hasta llegar ahora sí a cruzar la carretera de Godelleta. Nos volvemos a encontrar con las obras del tren de alta velocidad. Cruzamos al otro lado y lo dejamos definitivamente a nuestra izquierda, momento en el que casi tenemos el susto del día, afortunadamente, el equilibrio de fuerzas en el choque hace que ninguno de los dos hermanos se vayan a tierra. Miradas que lo dicen todo: che carabassa que fas…, hacemos lo propio con la autovía antes de seguir y encontrar la primera subida seria del día. Una pequeña rampa que en otros tiempos nos habría bajado de la bici. La encaramos a buen ritmo aunque dejamos pasar una furgoneta, cuyos integrantes nos preguntan con un tono guasón si nos empujan, nos miramos con sorpresa mientras nos decimos que casi casi tendremos que estirar nosotros de ellos. Girando a la derecha, el camino se convierte en la continuación natural del inicio de subida a la ermita de la virgen del castillo de Chiva, destino de nuestra ruta.

Subimos a buen ritmo y ya casi arriba un arranque de a ver quien gana nos dispara las pulsaciones y algo más… el toro impone su punta de velocidad en la cumbre, maldito traidor que ha sprintado sin avisar. Resguardados del sol que ya huele a veranito, nos sentamos a la sombra mientras damos cuenta del bocata y la cerveza pensando en cuanto nos habrá echado de menos Carlos en su viaje por el Mediterráneo. Seguro que no tanto como nosotros a él. Visto el kilometraje, optamos por volver por lugar conocido a ver si recortamos un poco la ruta, que al final será que no.
Ya en la bajada rellenaremos la mochila de agua en la fuente de los 21 caños, pues los dos primeros litros ya se han evaporado. Salimos hacia el cementerio para buscar un camino alternativo a la carretera de Cheste, este nos llevará hasta el polideportivo de Cheste y por el carril bici llegaremos hasta la estación del tren, esa tranquila calle nos sacará hacia la rotonda y otra vez por carril bici hacia la salida de Llíria, por un camino paralelo a la carretera, subiremos una bonita cuesta donde por segunda vez me recriminarán el diseño de la ruta, eso si, a la “martita” ni pío.
Una vez arriba nos espera una bajada parecida a los toboganes por los que luego pasaremos. Abajo encontraremos ya camino conocido y la vuelta a casa será sin más novedades que la sorpresa por lo tardío de la hora de llegar a casa cuando creíamos que era mucho más temprano. La indulgencia de este Sol cuasi veraniego, aún primerizo, hará que el castigo por el calor no haya sido tanto como esperábamos, ya habrá tiempo para eso en las próximas rutas en las que Salva seguramente ya se habrá borrado, de Carlos ni hablar, para estos dos fin de temporada, salvo error u omisión o que les pique mucho la biela como ha sido el caso de Salva en el día de hoy. En resumen un camino que no entusiasma pero tiene sus tramos bonitos y sobre todo, es una alternativa para no repetir siempre las mismas rodadas cercanas a nuestra base.